Crónica de concierto

RIPOLLET ROCK 2023 - Parc dels Pinetons, Ripollet - 25/08/2023

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El Ripollet Rock llegaba este año a la edición número XXX, que se dice pronto pero que requiere un trabajo impresionante de los organizadores que, por mucho que valoremos, nunca va a ser suficiente. Algunas novedades, ya intuidas el año pasado, como la app de móvil para comprar tickets del bar aligeraron un poco las multitudinarias colas en las taquillas de venta de los mismos, divididas en dos puntos para mayor comodidad aunque, dada la enorme asistencia de público, fueron claramente insuficientes. Más de una hora de cola aguantaron algunos para conseguir su preciada sangre dorada en la barra y, hay que decir que sin enfados ni alteraciones. Es muy complicado solucionar este punto pero la organización hace todo lo posible por ir solventando, año a año, las incidencias acaecidas. Como siempre un 10 para ellos.

En esta ocasión el ayuntamiento de Ripollet, representado por su alcalde hizo entrega de un pequeño pero bonito trofeo a los organizadores Paco y Jaime en reconocimiento a todo el buen trabajo realizado a lo largo de estos últimos 30 años.

Esta edición presentaba un cartel de lujo, con Stratovarius a la cabeza, probablemente la banda más grande que ha pisado el festival en toda su historia y el público no falló. Desde primera hora la afluencia de gente fue masiva y, en el momento del show de Stratovarius la concentración de audiencia fue, seguro, la más grande de la historia del festival.

Los conciertos empezaron ya con cierto retraso y fueron acumulando más con el desarrollo del festival, lo que motivó ciertos recortes en los sets de las bandas, especialmente Stratovarius que se dejó en el tintero casi 15 minutos de actuación de los 90 previstos; además los problemas de sonido fueron graves, lo que acabó desesperando a muchos de los presentes, sobre todo entre la prensa especializada y deslució mucho el resultado final del Festival.

DRY RIVER

Los castellonenses fueron los encargados de abrir fuego en esta edición, la banda que ya se ha convertido en un clásico en casi todos los festivales españoles ponía en su pastel la guinda que faltaba acudiendo al Ripollet Rock y a fe que aprovecharon la ocasión. Con el mejor sonido de la noche, sin fallos destacables hicieron una breve actuación en la que recortaron el tema final quedándose en una muestra exclusivamente de sus dos últimos discos pero la verdad es que sus cuatro trabajos hasta la fecha son tan buenos que pueden permitirse hacer un set con las canciones que quieran sin bajar para nada el nivel de su directo.

Como ya habían avanzado por las redes jugaron a despistar a sus fans cambiando el tema con el que nos tienen acostumbrados a empezar los conciertos últimamente, "Culpable" por "Fundido a Negro" (un clásico inamovible en sus shows). Lo demás, un clásico detrás de otro, pero el tiempo les obligó a dejar un tema sin tocar (¿sería "La Libertad"?, una lástima).

Dry River tiene tablas de sobra para defenderse en un festival y sus seguidores aumentan en cada concierto que dan. Su solvencia en el escenario es impecable y sus canciones ya son himnos para sus fans, que los disfrutan a base de bien.

Probablemente, y dadas las condiciones de sonido del resto de bandas, fueron de lo mejor del festival. Un inicio por todo lo alto que ponía el listón muy alto a los que vendrían detrás.

PERSEFONE

Desde Andorra llegaba la propuesta más original y también más extrema de esta edición. Persefone y su Death Metal melódico progresivo, esa mezcla tan curiosa que ellos llevan a cabo como nadie y que gusta (o disgusta) por igual tanto a los amantes del metal extremo como a los del rock progresivo.

Con ellos empezaron los problemas de sonido; era extremadamente difícil discernir entre el sonido de los distintos instrumentos y todo se oía como un amasijo inentendible de sonidos para nada agradables para el oyente. Además, a esto se añadía que las voces limpias de sus canciones sonaban pregrabadas lo que sorprendía a propios y extraños. En mi opinión es del todo inaceptable que una banda abuse tanto de los pregrabados que llegue a incluir voces principales en ello. Debo decir, de todas formas que todo tiene una explicación y ellos la dieron: El teclista, encargado también de las voces limpias, no pudo venir a Ripollet y, por tanto, tuvieron que improvisar y la mejor solución que encontraron fue esta. Nada que objetar pues, pasada la sorpresa inicial y hecha la aclaración.

Persefone planíficaron el concierto como una despedida de su gira de presentación de "Metanoia" pero la verdad es que fue "Spiritual Migration" (del que se cumplen 10 años ya) el que se llevó la mejor parte del set para disfrute de los fans de las primeras filas.

Pese a los problemas antes mencionados cuajaron un buen show en su estilo y dejaron satisfecha a su parroquia.

COBRA SPELL

Y llegaba el turno de la banda que más ganas tenía de ver y que representó para mí la decepción más grande de esta edición.

La banda creada por Sonia Anubis, ex Burning Witches y Crypta, y cargada de cambios de formación desde su creación hace pocos años, se presentaba a Ripollet con su enésimo “line up”, enteramente femenino, encabezado por la arrolladora potencia tanto vocal como escénica de Kris Vega, posiblemente una de las cantantes con más carisma y talento que hay en la actualidad en este país, y gozó, de largo, del peor sonido de la noche. No se oía con nitidez absolutamente nada, de hecho costaba bastante identificar las canciones que estaban tocando en cada momento y cuajaron un concierto decepcionante por este motivo.

Su entrega en el escenario y la energía de su actuación están fuera de toda duda pero es difícil disfrutar de algo que ni siquiera alcanzas a oír correctamente y, de hecho, se notó entre el público que ni de lejos lo disfrutó como merece. Para una buena banda con unos buenos temas y un empaque tremendo no son buenas condiciones para actuar. También, en mi humilde opinión y sobre todo en lo relativo a Sonia, su categoría musical hace innecesario lucir estos atuendos (o falta de ellos) pensados para mostrar su cuerpo, y más sabiendo que su música no va dirigida solo a los hombres sino a todos en general. Por supuesto son capaces de ofrecer mucho más de lo que vimos aquí.

Por las complicidades vistas en el escenario la química entre Sonia, Kris y Noelle funciona perfectamente y esperemos que dure porque su propuesta es excelente: heavy clásico de los 80 con un toque americano que recuerda a bandas como Vixen.

Aunque no poseen todavía ningún larga duración (que ya tienen grabado bajo la protección de Napalm Records, a la espera de publicarse pronto) , tienen unos cuantos maxi singles y singles que les dan para llenar un show. Además, no podía falta la versión del "Animal" de WASP. 

STRATOVARIUS

Con un timing de infarto pues llegaron al Backstage apenas 45 minutos antes de empezar su actuación, era turno de disfrutar de Statovarius. Los finlandeses gozaron de mejor sonido que las dos bandas anteriores pero tampoco fue todo lo bueno que una banda de su caché merecería. No se les vio para nada entregados al público, más numeroso que nunca antes en el Ripollet Rock, tiraron de profesionalidad y clase y dieron un concierto correcto, en su línea habitual al que no hay nada que objetar.

Fueron alternando temas de su último disco con clásicos de siempre de la banda y, dado que éste es una auténtica joya, el setlist fue espléndido, muy del agrado de los presentes, lástima que se recortó sustancialmente para recuperar algo del tiempo de retraso acumulado porque me hubiese gustado disfrutarlos con el set que tenían preparado para sus 90 minutos de actuación.

Stratovarius siempre son una apuesta segura para cualquier festival y, como no, un headliner de lujo para la XXX edición del Ripollet Rock. Un acierto de la organización para celebrar sus tres primeras décadas de existencia.

DELALMA

La encargada de cerrar esta edición fue DELALMA, la banda formada por el guitarrista Manuel Seoane y el teclista Manuel Ramil. Este quizás sería el mejor ejemplo que tenemos en España de súper banda, formada por Manuel Seoane, Manuel Ramil, Jesús Cámara, Dave Lande y con el felizmente regresado a los escenarios Ramón Lage (¡cómo se te echaba de menos Ramón!) están recogiendo los frutos de un trabajo bien hecho y de un disco debut maravilloso que los ha llevado a hacer multitud de conciertos por todo el país y a estar presentes en los más importantes festivales de verano nacionales.

Gozaron, por fin, de un buen sonido que nos permitió disfrutar de lo lindo con sus estupendos temas, su entrega en el escenario, su eterna sonrisa, sobre todo Seoane que es todo alegría y amabilidad,. Fueron el colofón de lujo para el festival.

Poco a poco fueron mostrando, con gran acierto en el orden pienso yo, la mayoría de temas de su único trabajo discográfico hasta la fecha incluyendo una antológica versión (ya sonó a principios de mes en el Leyendas) de “Wicked Game” de Chris Isaak. Una banda de lujo para un cierre apoteósico de lo que fue, a pesar de los problemas de sonido, la mejor edición de Ripollet Rock.

Por último, y no menos importante, cabe destacar el trabajo de todos los voluntarios de la Asociación Ripollet rock quienes, desinteresadamente, dan el do de pecho para que todo funcione a la perfección cada año y gracias especialmente a Jaime y Paco que siempre se desviven para que nosotros podamos hacer nuestro trabajo de la mejor manera posible.

 

Texto y fotos Juanjo García y Quim Brugada

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