Crónica de Bullet + Screamer en València... Las balas de rock dispararon en Valencia!!
Era domingo y tenía que trabajar hasta las 21 horas, los conciertos habían comenzado unas horas antes, y desde las redes sociales contemplaba, con esa sensación de frustración y envidia, los fantásticos comentarios de la gente al buen trabajo de Rexoria, y la fuerza rítmica de Screamer.
Era el día después de Eurovisión, donde Suecia no había ganado. El día después de un espectáculo donde casi siempre se obvia al rock. Este domingo de rock, Suecia no solo ganaba, sino que arrasaba la sala Paberse de València.
Mi llegada al bolo fue muy potente, con “Rock Bottom”, del seminal “Adrenaline Distractions” (2011), sonando a toda tralla, y con una fuerza huracanada. Agité mi cabeza con brío, no había pasado ni por barra a por algo de beber, esperando a la siguiente tonada, pero no, estaban en lo más alto y el concierto se acaba de terminar. ¿Cómo?. Me quedé despagado, la fuerza del combo me sedujo solo con un tema. No quería ni imaginar lo que había hecho durante todo el concierto, la cátedra que habrían sentado.
Llegaban a la ciudad del Turia a presentar su tercer plástico, “Hell Machine” (2017), con esa pantera en la portada que ya amenazaba con morder, un LP repleto de canciones aniquiladoras, hijastras de la ola del heavy metal británico.
Henrik Petersson destrozaba su batería, que supongo estaría medio rota ya por la fuerza de la percusión, en ese tema, y según cuentan mis compañeros, así estuvo toda la noche, dejando caer sobre sus incautos oídos temas tan reconocidos como “Screamer”, “Mr. Norman” o “Demin & Leather”.
Una lástima no ver el concierto íntegro. Entre Screamer y Bullet, los cabeza de cartel de esta noche, pasó un lapso corto, aunque a mi, que acababa de llegar, se me hizo eterno. Estuve un rato dándole vueltas por haberme perdido el concierto de Screamer, mientras los técnicos ponían las luces con la palabra Bullet, mientras los músicos pasaban por delante mía diciéndome “excuse me”. Respiré hondo y recordé “Dust to Gold”, el disco que venían a representar, un trabajo menor metalero, pero con una carga de fuerza y magia que sigue desbordando. Éste disco los tendría que haber encumbrado a aforos más grandes, pero parece que la escena no es propicia, esperemos que en breve puedan acceder a ese lugar que les toca.
Bullet no paran de giras por Europa, lo que les garantiza que mucha gente hable de ellos, de sus directos y de su carisma, un boca a boca que fue el que hizo que me entrara el cosquilleo por verlos. El boca a boca es más eficiente que las mejores críticas de los medios. Y por fin subieron al escenario de la sala valenciana Paberse, que estaba expectante, nerviosa, porque la dosis de rock y "heavy clasicote" que nos iban a regalar era de las que harían historia, eso sí, por debajo en intensidad de sus compatriotas Screamer.
Reventaron los primeros oídos con el temazo “Speed Attack”. En este arranque intenso y valiente, hicieron lo que no se atreven los más grandes; comenzar con el nuevo arsenal: “Ain Enough”, “Rogue Soldier” o “Wildfire” sacaron los colores a los que intuían que aquello se basaría en sus anteriores plástico y al nuevo, al recién nacido, le darían la espalda. La banda estaba tranquila, serena, jugando con el espectador, las guitarras bailaban sobre mi testa, en alguna ocasión vi el mástil de Hampus Klang cerca de mi nariz, hubiera sido una buena "ostia metalera". Al otro lado Alexander Lyrbo también balanceaba la guitarra con temas como “Storm of Blades” que dignificaban el oficio.
La festividad es un acierto en sus directos, pese a que hablaron más bien poco, con temas del calado de “Stay wild” o "Dusk till dawn” del magnífico “Bite the Bullet” (2008). Una canción divertida y hasta bailable. No se olvidaron del sencillo de este nuevo redondo, “Fuel the fire”, que el respetable se conocía bien. Tampoco faltó el “Highway Love”, que nos encantó. El concierto estaba llegando al final, pero mis fuerzas estaban a tope y necesitaba escuchar el trallazo de “Bite the Bullet” que golpea en la cara con puro espíritu rock.
Recogieron entre aplausos, con poses rockeras al estilo setentero que nos encantó. Un concierto genial, donde no faltó de nada, incluso me fui a casa sin el sello de la guitarra de Klang estampada en la cara. Hay que reconocer que Valencia se está transformando en una ciudad donde pasan giras llenas de calidad, con menos presupuesto, pero plagadas de temazos que crecen mucho en directo.
El nuevo componente, el bajista Gustav Hector que ha aportado frescura y un sonido más sólido a las composiciones.
Texto; Javier Caro
Fotos: Lorena Mora