CRÓNICA: HELLFEST 2016 (17.06.16)
HELLFEST OPER AIR 2016 - Clisson, Francia
VIERNES 17 DE JUNIO
Un año más el ritual se apodera de nosotros, aunque la noche del jueves se podría alargar tras finalizar la tanda de conciertos en el Metal Corner, que nos sirve como fiesta de bienvenida, hay que descansar para amanecer lo suficientemente frescos y comenzar la jornada del viernes, la apertura oficial de uno de los eventos de metal mejor condimentado en Europa. No descansar en los momentos previos es como alimentar la decadencia y llegar a perder no sólo el apetito de rock programado en todas sus estructuras, sino el ritmo de cara al resto del fin de semana. Os aseguro que no es tarea fácil escabullirse entre las tiendas tras haber terminado su actuación los macarras canadienses de DANCE LAURY DANCE y habiéndonos dejado tal calentón que anima al desparrame, pero… actúa el pulso latir del corazón pensando en lo que nos espera, la cabeza despelucada y el saco de dormir sobre nuestras esterillas en forma de ataúd, pues es en este tipo de noches uno de los pocos momentos en el que nos apetece estar cruzado de brazos, aguardando que amanezca el nuevo sol que camina hacia la luna llena.
Es de día, y el tiempo parece detenerse con la actuación de MONOLORD … ¿pero cómo? Son los primeros minutos de la decimoprimera edición de HELLFEST, y nos vemos corriendo como caballos desbocados hacia los sonidos de abducción que exponen estos suecos con su mezcla de doom y stoner en donde los compases graves parecen repicar campanas llamando a misa…. En la entrada principal, la Catedral ya tiene abiertas sus puertas de par en par, y el Valley del horror expone sus historias sobrenaturales gracias
a este trío que zumba sin dar tregua a los rezagados que son víctimas del lento acceso por las puertas ajardinadas. Los sonidos de “VænirVænir” parecen susurrar algo así como “venir…” pues empieza a sonar “Cursing The One” tal como lo hace la apertura de su segundo disco. El contoneo de los cuerpos está dispuesto a sepultar la ya de por sí imagen que tenia de ellos tras verlos en un club pequeñito hace algo más de un año en Madrid, aún más sorprendentes al tener más campo de acción sobre las tablas. Cae un segundo tema, “Lord Of Suffering”, adelanto de lo que publicaran dentro de unos meses y un tercero y último “Empress Rising” que con su extensa duración expresa una abierta representación a sus discografía al incluirse dentro su trabajo debut.
La división de tareas por parte de quienes suscriben este artículo, nos permite estar presentes en el tramo inaugural que tiene lugar también en el Main Stage 2 en donde los angelinos THE SHRINE se comportan con una furia tal que parecen estar tentando a que el cielo se rompa y comience un diluvio. Potencia heavy metal en formato de trío con una base tan setentera como psicodélica se mezclan
en frenesí durante temas rápidos y enloquecidos que se ajustan a las pajas guitarreras de desarrollo constructivo. Y cuando crees que ya te han cautivado suficiente, presentan en escena al veterano Beg de la formación francesa Soggy para que les cante su propio tema “Waiting For The War”, con tal paranoia interpretativa que con su torso desnudo, de cabeza para abajo parece la imagen de Iggy Pop y en cambio de cuello hacia arriba la reencarnación de mismísimo Joaquín Luqui clamando por su identidad al cumplirse este año una década de su fallecimiento.
Tres, dos o uno… comienza una nueva era en el recinto del Warzone, pues hasta allí nos desplazamos para ver a los COWARDS y comprobar cómo este año ha sido mejor acondicionado y ampliado a modo de anfiteatro, posibilitando zonas de descanso en sus aledaños, disponiendo de césped natural y una alfombra artificial para las zonas de altura y desnivel, muy apropiadas para que todo el mundo visione lo que ocurre en el escenario y no
moleste al que tiene detrás. Además de terminarse los inconvenientes de ediciones pasadas en el acceso
hacia el escenario, al tener lugar ese terrible cuello de botella con aglomeraciones, también dispone ahora de unas pantallas para visionar desde el fondo lo que sucede en escena. ¡Magistral ampliación del lugar, que no sólo permite ver los conciertos de más repercusión sin grandes problemas, sino utilizarlo al tiempo como zona de relax para comer o tomarte un caldo de la vinoteca que se encuentra a
su espalda. Y a lo que íbamos… el quinteto parisino Cowards fue nuestra primera incursión en el lugar,
para descubrir a estos franceses que llevan funcionando unos cinco años y que nos dejaron perlas muy interesantes influenciados por bandas clásicas de metalcore tendentes hacia el sonido más death. En pose y estructura musical sonaban tan interesantes y tan contundentes como creíbles. Es lo que se le pide a un ya de por sí recargado mercado en el que cuesta tanto pescar algo original entre sus ríos revueltos. Cuentan con dos discos en la calle, y por mi parte la anotación de recuerdo reflejada en mi cuaderno de notas. Les seguiré la pista…
Es el turno de los noruegos AUDREY HORNE, de quienes
a pesar de llevar algo más de una década funcionando, la única referencia que tenía de ellos era su trabajo “Pure Heavy” editado en 2014, recordándolos por la imágenes de cachondos que sacaban en las fotos de promoción, y por el rock and roll alegre que realizan, así que no quería dejar de comprobar cuanto habría
de fidedigno en todo ello. Me alegró captar dos temas de ese álbum en su set, “Pretty Litlle” y “Waiting For The NIght”, así como corroborar que hacen un hard rock muy abierto y melódico, con cierta sorna en su imagen, lo digo sobre todo por la de su cantante Toschie, elegantemente vestido como si viniera de una boda, con su camisa, corbata y un toque de distinción para cautivar nuevos fans con debilidad por su festejo. Buenas rítmicas y sobre todo mucha pasión en lo que hacen, recordando a nombres gruesos del rock and roll noruego. ¡En sala pequeña durante hora y media tienen que ser la bomba¡
Fue un fastidio no poder ver íntegro el concierto de los ucranianos STONED JESUS, pero aquí ya sabes, o te preparas y mentalizas para las circunstancias coincidentes al solaparse tanta calidad musical al mismo tiempo en los distintos escenarios, o te vuelves loco y muerdes de rabia por lo que dejas de ver. Al menos vimos medio show, que aunque no da para meterse en su magia al completo, ya que algunos de sus temas tienen muchos desarrollos así como cierta duración. De todos modos es evidente que en un rato puedes darte cuenta lo bien que estructuran su locura escénica demostrando por qué es una de las bandas que hoy por hoy despunta en la interesante escena stoner que existe en su país. A su guitarrista Igor Sydorenko le quedó claro que en tan poco tiempo no podían haberlo dado todo y no dudo en descalzarse y lanzar sus zapatillas. ¡No les pierdas la pista a partir de ahora si no sabías de ellos!.
De los pocos momentos pagan metal de tintes folk o celta que gozamos en esta edición, entre los que se encontraban las actuaciones programadas de Korpiklaani y Kampfar, sin duda la de los irlandeses CRUACHAN se llevó la palma, sorprendiendo lo estructurado de su sonido, con la inclusión de esa instrumentación que le daba un punto especial, con flautas, violín, banjo, buzuki, mandolina, percusiones y teclados, además de sus bases metaleras. Este estilo de música sigue gozando de un carisma especial en los
escenarios donde tiene lugar, y siempre crean esa aureola de festividad a su alrededor que hace que la gente enloquezca y en esos momentos te apetezca vestir esos atuendos medievales, o si me apuras, no vestir nada, porque a veces no hay mucha diferencia entre llevar puestas o quitadas esas pieles primigenias que en realidad son manofacturas sintéticas. ¡Divertidos estos tipos, y son ya más de dos décadas dedicándose a ello!
Otra de nuestras debilidades que no queríamos perdernos, aún temprano, en el escenario dedicado prioritariamente a los sonidos doom y stoner era la de los norteamericanos WO FAT, quienes de nuevo obraron con un show lleno de psicodelia y amagos de improvisaciones meditadas, que te llevaban a su terreno con ese continuo crujido de solos de guitarra, y que electrifica todo el recinto gracias a Kent Stump, autoritario en las seis cuerdas como en las propias suyas, las vocales. Con nuevo disco bajo el brazo,Kent StumpKent Stump “Midnight Cometh”, hicieron un set cortito. Cuando los veo en directo, tengo la sensación, de que siempre, todos los temas que hacen, sin importar a que disco pertenecen, suenan con un matiz especial, como si pertenecieran a una misma época.
Esperando el comienzo de la actuación de era inevitablemente que me viniera a la cabeza las actuaciones de Muchachito Bombo Inferno, pero no por lo musical, sino por el arte que imponía en escena un pintor en los momentos previos a que saliera la banda a tocar, y que una vez estaba empezado ya el show, al tiempo que actuaban, él iba perfilando su obra para tenerla lista antes de la finalización. Cuando vi salir a su cantante y guitarrista vestido como si fuera el protagonista de la portada del disco
“Kagate Kid” de Manolo Kabezabolo ya no me quedaba duda alguna de que estos noruegos eran unos rara avis tan interesantes como peculiares. Dejando de lado sus atuendos, su fusión de metal experimental con bases programadas te trasladaba a otros lugares, no sé si decir a otras culturas, pero sí a un agujero un tanto distanciado del grueso del lugar donde estábamos rodeados de tanto poder metalero, sin embargo, ellos tenían ese magnetismo que por vez primera nos hicieron llegar. Espero poder tenerlos pronto de nuevo en frente y con más tiempo de show.
A continuación nos transporta de nuevo a los sonidos de la década de los setenta tintados de psicodelia y si da lugar, siendo más asfixiantes por las atmósferas doom que consiguen en formato de trío, cincelando fríamente con
cada pegada desde la batería Mark Greening, tras dejar atrás su fugaz presencia en WithThe Dead y purgar su marcha de Electric Wizard hace unos años. Difícil no disfrutar de ellos sabiendo que estábamos ante un nuevo ciclo en el grupo, pues no hace tanto que se ha puesto de nuevo en movimiento la banda junto a las otras dos piezas fundamentales para que tenga lugar su giro: Adam Richardson y Tim Bagshaw.
La banda de Pensilvania HALESTORM se nos quedó corta en tiempo para exponer todo lo que tiene que decir sobre un escenario, pero supieron esquematizar su show. Los hermanos Hale sin duda tuvieron sus particulares momentos de protagonismo, por un lado ella, Lzzy quien fue cambiando de guitarras, del mismo modo que alternaba su estremecedor registro de voz. Y por otro en la batería Arejay, no sólo con su pegada, sino también llamando la atención por sus perfornances. Además de tocar algunos de los temas más notables que incluyen en sus tres discos de estudio, y que no han dejado de tocar continuamente en giras, pues ellos son sin duda una banda de directo, los
alternaron con una pequeña medley de canciones de bandas influyentes que previamente llegaron a registrar y editar hace algunos años. Así Arejay se marcaba un divertido sólo de batería recordando clásicos como "Rock &… more Roll All Nite", "Highway to Hell" y "Paradise City", he incluso se atrevió a tocarlos con unas baquetas de casi un metro de longitud, pero no alarmarse, solo fue un rato de postureo con acrobacia incluida. ¡Sentirla a ella desnudando su alma en determinados momentos de interpretación, más intimistas, es un gustazo!
Asombrosos JAMBINAI, llegados desde Corea del Sur. Posiblemente fueron de las bandas más llamativas al fusionar de aquella manera el folclore de su tierra con el metal, usando instrumentos poco conocidos para muchos de los presentes. Ilwoo Lee además de tocar la guitarra se encargaba del piri, lo que viene a ser un oboe fabricado en bambú, Kim Bomi toca un instrumento de cuerda llamado haegum, y Eun Youg Sim
sentada en una especie de tatami hacía sonar el geomungo, un artefacto similar a la cítara, llevando además un bajista y batería de apoyo que hacía que aquello sonara contundente de cojones. Siempre te iban transmitiéndo de forma natural e instrumental su propia cultura, mostrando abierta de par en par la puerta de su creatividad. Más vale ver desde el comienzo un concierto como éste y evitar no llegar por la mitad, porque pueden causarte extrañeza en lugar de delirio, aunque al final, creo que son ambas cosas lo que terminan imponiéndote.
ANTHRAX estuvieron ausentes en la anterior edición del
festival, tras cancelar ellos mismos su presencia por estar liados con la grabación de su nuevo disco. Y ahora era su turno sobre uno de los escenarios principales de Clisson llenándonos de grandes expectativas. Sobre todo por este motivo, pero también porque las últimas veces que los vimos se habían mostrado a un gran nivel, pero en esta ocasión hicieron un concierto correcto sin grandes alardes, con la inclusión de tres temas de su último trabajo “For All Kings”, que fueron “You Gotta Believe”, “Evil Twin” y “Breathing Lightning” repartidos entre medias de su formidable “Fight Em Til You Can´t” de su anterior disco y joyas tan ajenas convertidas en propias como “Got The Time” y “Antisocial”. Creo que se tiraron demasiado tiempo intentando meterse al público durante el tema “Indians”, buscando en un sinfín la participación del público.
Ya dentro de la carpa del Valley mientras esperábamos la salida a escena de EARTH, cuando aún sonaba de fondo el “Indians” y visionábamos de forma imaginaria sobre la lona de la carpa el contoneo de cabeza de Joey Belladona haciéndonos vislumbrar aún ese movimiento de plumas, aparecía al rato sobre el escenario Dylan Carlson contoneando un frondoso rabo de zorro, quien sabe si sintético, anudado a la parte de su trasero, tal como le conocemos al Ted Nugent. En fin… ¡viva Norteamérica!, pues seguíamos con artistas del lugar, y pareciera que en alguna reserva india… Entre Dylan matizando con su voz y guitarra los sonidos y Adrienne Davies tocando metódicamente la batería, nos hacían enfocar miradas desde la primera línea hacia el fondo del escenario, con un contundente sonido tan espaciado y cargado de watios que seguro días después algunos de la primera fila aún mantendrían en el pabellón auditivo, seguro que también en la retina.
Los polacos VADER en esos instantes estaban tocando a un par de minutos y no íbamos a desperdiciar la ocasión de verlos aunque fuera poco tiempo recordando su death metal de principios de los noventa, aunque con el vozarrón de Peter como único superviviente de aquellos tiempos, también tocando la guitarra y postulándose con toda seguridad como uno de los veteranos en activo más sombríos de su tierra. Fueron invasivos y blasfemos, prevaleciendo esa imagen oscura conjuntada con correas, cinturones y muñequeras de tachas. ¡Para algunas cosas es mejor que no pase el tiempo… que va, que va!
Uno de los momentos clave del día para el metalcore, venía dado con la presencia de los BULLET FOR MY VALENTINE. Aunque es razonable decir que sus conciertos están tintados de sonidos tan heavys como ellos quieran acelerarlos o bajarles las revoluciones. De hecho se dio la circunstancia de que tanto Matthew "Matt" Tuck como Michael Thomas, nos ofrecieran sus correspondientes y respectivos solos de guitarra y batería, una constante clásica que se sigue respetando en las bandas más legendarias dentro del rock. Las melodías y los contrastes vocales de Matt generan cierta
adicción, y verle tan impulsivo correteando por el escenario cantándole a los distintos micrófonos repartidos por el lugar al tiempo que rasga su guitarra, incluso sobre una plataforma situada sobre la batería, hacía más ameno su espectáculo. Para la ocasión pasaron un poco de puntillas sobre su último trabajo “Venom” con apenas introducción “V”, “No Way Out” y “You Want A Battle? (Here´s A War)” para recuperar otros clásicos, “Your Betrayal” al principio o “Tears Don´t Fall” y “Waking The Demon” dejándolos para el final.
Y de forma paralela a la actuación de BFMV, tocaban KILLWITCH ENGAGE en el escenario Warzone. No hablaremos de lógica en la programación de los escenarios en un festival como éste, pues el sacrificar algunos grupos por ver a otros artistas es una penitencia con la que cargas en muchos momentos, pero sí que tal vez la pregunta sería ¿qué hubiera pasado si el Warzone no hubiera estado remodelado? ¿Dónde entraría tanta gente? El público repartido por el recinto distribuyéndose ante el paralelismo sonoro de dos bandas parecidas... ¡Joder, que buenos Killwitch Engage! Qué forma más natural de dar tralla y la talla
experimentando con distintas sonoridades dentro de su rugoso estilo metalcore en donde el humor y el atrevimiento en las vestimentas de Adam Dutkiewicz van polarizando el show, mientras comparte algunas partes vocales con Jesse Leach. Duplicarme para poder ver ambos shows me hizo perderme algunos de los temas de su último trabajo “Incarnate”, tan sólo pude llegar a "Hate By Design" pero ya los pillaré en otro momento, porque en la tanda de canciones que degusté dejaron entrever su buen estado de forma. Podrían a ver hecho algún guiño por tocar algún tema de sus otras formaciones, pero bastante tuvieron con intentar tocar temas de todos sus trabajos, sin conseguirlo.
Ver en los tiempos actuales a los legendarios MELVINS es una sensación casi melancólica por el tramo de tiempo transcurrido desde sus comienzos. Considerados en parte como pioneros de los primeros compases del grunge, juegan esa baza y hacen comprensible el dinámico ejercicio que practican destripando de una manera tan particular el sonido, sobre todo sobre un buen número de canciones de otros artistas como Kiss, Alice
Cooper, Green River o Redd Kross, estos últimos a propósito de que su actual bajista es Steven McDonald. Sonido estridente, denso, arrasador, sin importar la materia seleccionada. La ejecución de Buzz Osborne vociferando al tiempo que malea su guitarra con esa imagen de paranoico es un punto. Lo demás creo que pasa a un segundo plano. Todo suena demasiado arcaico y manido, marca de la casa. Está bien. Es lo que es, son lo esperado, Melvins.
Los parisinos THE ARSS sustituían a los Architects tras anunciar unos días antes que no podrían estar tocando este año, y particularmente, creo que en mi caso salí ganando viendo a estos franceses, porque tenía muchas ganas de verlos por primera vez. Evidentemente muchos fans de los ingleses ausentes no pensarían lo mismo y eso hizo que no tuvieran quizás tan nutrido público en el lugar,
por lo menos en la explanada principal, donde se generaba el cotarro de empujones y circle pits. La gente andaba más desperdigada por las colinas del lugar descansando. Sonaron muy intensos, a veces extremos, como los esperaba, con mucha decisión y actitud en general, aunque de forma rotunda en su cantante Nico, quien terminaría envuelto por el público. La sensación que me transmitieron fue de que estos tíos en un club pequeñito tienen que sonar muy gordos.
Un lujado poder ver a otros parisinos, MAGMA, ahora en el escenario Valley, pero en esta ocasión una formación de las de antaño de veras. Veteranos del sonido progresivo llevando entre sus genes caminos insondables, gracias al alma mater y precursor de toda esta historia generada a finales de la década de los sesenta por el virtuoso batería de jazz Christian Vander, quien supo arroparse de la numerosa familia en escena como si fuera uno más, moviendo las baquetas como si se tratara de un director de orquesta vigilante desde la retaguardia, controlador de esta antológica y delicatesen forma de compartir la música, sin prisas por terminar las canciones, aunque creo que al final se vieron algo apurados con tiempo.
¿hablamos del tiempo no? Pues sí, es una constante, y algo del mismo nos reservamos para ver a los neoyorquinos OVERKILL, ya sabéis, por eso de los paralelismos durante el solapado de los escenarios activos. Cierto es que me llamaba la atención que actuaran en el Altar, tal vez un escenario menor para ellos, como anteriormente habían hecho Sacred Reich, pero todas las bandas tienen derecho a exponerse en distintos ambientes y lugares dependiendo el momento, la popularidad, el estado de forma y su circunstancias, así como otra serie de factores, que nadie mejor que la organización conoce a la hora de gestionar su propia casa de cara a los invitados. Sin estar llena la carpa, estoy convencido que en un principal hubieran generado más audiencia. Siguen estando tan auténticos como entregados. ¡chapeau! por unos auténticos supervivientes como lo son el bajista D.D. Verni y especialmente el cantante Bobby “Blitz” Ellsworth, quien a ritmo de “Fuck You”, hacia el final del concierto lo veíamos abrazándose entre el público.
A la hora de RAMMSTEIN, hemos de confesar que para nosotros fue el concierto más incómodo de visionar, ya no del día, sino de todo el festival. No estar en el sitio adecuado, con suficiente antelación fue un pequeño error. Me atrevería a decir, sin tener ningún drone que me permitiera observar desde el cielo, que fue el concierto que más gente acaparó de las tres jornadas. Al no estar bien situados, nos imposibilitó poder disfrutar de la dimensión y el espectáculo que siempre brindan los alemanes. Está claro que no seríamos los únicos y que alguien tendría traumas más grandes. Reinventándose para cada ocasión con el fuego como estructura lasciva, caliente y capaz de condensar algo más que emociones, abrieron con su nuevo “Ramm 4”, como ya conocíamos por su metódicos shows anteriores que vienen haciendo durante esta gira. Y es que
más que nunca en esta banda las cosas tienen que estar ensayadas a la perfección. Es el teatro del metal del que nunca te cansas de ver funciones. Momentos como el que su cantante agarra la lechera soltando y empieza a verter de ella su lava ¿leche bien caliente?, o hacia el final ver a Till Lindemann levitando como si fuera un ángel con esos dos alerones a su espalda sobrecogen. Fuego, bengalas, calor, llamaradas…. “Reise, Reise”, “Hallelujah”… una continua orgía de clásicos que hacia el final se agudizaba, “Links 2-3-4”, “Ich Will”, “Du Hast”, “Stripped”… llegaría el bis y no cansados de ver en acción ni un mínimo instante a Flake desde su teclad, liándola sobre alguna estructura o por cualquier otro lado, y así, en un abrir y cerrar de ojos ya estábamos en la recta final con “Sonne”, “Amerika” terminando de desgañitar a la gente y finalmente “Engel”. ¡Qué manera de hacer vibrar y enloquecer al público!
Terminando la ruta expuesta, cuando estábamos siendo testigos del nuevo ciclo de ABBATH interpretando temas de Inmortal en el Temple, o al menos intentándolo porque su show en varias ocasiones se vio interrumpido por algunos problemas técnicos, que sin duda le estaba estresando al pobre hombre. Empezó a sonar TREMONTI en el escenario contiguo, el Valley, quienes no llegaron a tiempo para actuar a las 12 de la mañana y no les quedaba más remedio que hacerlo al final de la jornada con escaso público en comparación de lo que pudiera haber sido en el escenario principal inicialmente programados y con toda seguridad a estas horas tardías, con gran parte del mismo sin ser acérrimo ni de Creed, ni de Alter
Bridge, ni de este otro trayecto que tan sólido sonó para cerrar la jornada, ya pasadas largas las dos de la madrugada. Desde ese instante que irrumpían los chicos de Mark Tremonti, cuando Abbath vio que estos angelitos le invadían con el sonido su particular infierno, ya no tuvo más problemas que solventar y no hubo más parones. En cuanto a lo que estaba ocurriendo en el Valley, sin duda robando parte del protagonismo a Abbath, no sabemos cómo hubieran sonado al principio del día, a su hora original, pero hacia este final inesperado que nos brindaban, y en las circunstancias que actuaban, fue absoluta su entrega, mostrando un potencial sonoro enrabietado que nos haría marchar a descansar absolutamente satisfechos para recibir al nuevo día en pocas horas.
Texto y fotos: Raúl García / Oscar Torres