Crónica: HELLFEST 2022. Clisson. Part. 2 (23, 24, 25 y 26 de junio 2022)
DÍA 4, JUEVES 23 JUNIO
PHIL CAMPBELL AND THE BASTARD SONS esta vez se marcó un concierto tributo a Motörhead, la que fuera banda del guitarrista hasta la muerte de Lemmy. Tras la cual montaría este grupo con sus hijos Todd, Dane y Tyla teniendo como vocalista a Neil Starr. El “show debe continuar”, pensaría en su momento, y la ocasión no la desaprovechó haciendo temas propios, pero ineludiblemente incluyendo entre sus repertorios de directo temas imperecederos que todo el mundo quiere recordar en sus directos. Sabido es que Hellfest era uno de los festivales preferidos de Mr. Kilmister y este año además de instalarse una estatua gigante con parte de sus cenizas en el interior de la misma en el recinto, también tendría lugar un homenaje hacia su persona, teniendo como uno de sus protagonistas como no podía ser de otra manera, al propio Campbell junto con Mikkey Dee, hoy tocando la batería con Scorpions. Precisamente el acto de homenaje transcurriría tras la actuación de la banda alemana, de la que hablaremos más tarde. Volviendo al show, con el que empezaría nuestro periplo en este segundo fin de semana, a la banda la vi con una fuerza sonora más curtida y sólida, permitiéndonos observar por primera vez al nuevo cantante que ahora milita en el grupo desde el pasado año, Joel Peters. Esta vez en la gira que vienen haciendo quedaron apartados los temas propios de su banda en solitario, y la buenaventura se basó en “Iron Fist”, “Damage Case”, “Rock Out”, “Born To Raise Hell”, “Ace Of Space”, “Bomber”, “Going To Brasil”, “Killed By Death” y “Overkill”. Era el mejor lugar y momento para hacerlos sonar. Creo que nadie se quejó de que el sol pegaba fuerte a las tres y media de la tarde.
THUNDER en plena forma, también tiraron de clásicos propios y temas más actuales que van camino de serlos. Desde que la banda inglesa decidiera volver a la carretera, la cosa fue totalmente en serio, siendo prolífico en editar nuevos trabajos, ofreciendo material de directo y sin duda metiéndose en la carretera de nuevo, que es donde demuestran que van por delante de cualquier desafío que se le ponga por delante. Danny Bowes demostró estar hecho un jefe ante el micrófono y sabiendo llevar de la mano a un público mezcla de acólitos de siempre y circunstanciales que querían disfrutar de un buen show. Todos terminaron contento, con seguridad, porque siguen siendo estruendosos como un trueno cada vez que se suben a un escenario. El arranque tuvo lugar con el marchoso “Last One Out Turn Off The Light” y a continuación presentaron el tema “Western Sky” de su nuevo “Dopamine”. Lo que vendría a continuación estaría enmarcado en otras piezas que nunca fallan, y que no deberían de olvidarse jamás, como “Highter Ground”, “Backstreet Symphony” y “Dirty Love”. Nos quedamos encantados una vez más de veles en directo.
Los alemanes THE RUINS OF BEVERAST con su black metal marcaban la diferencia entre las primeras bandas vistas de esta jornada, pues sus temas parecían hacerse lentos gracias a ese toque doom envueltos en una constante oscuridad tintada de iluminaciones variables consiguieron meter en otra realidad a los asistentes. Estábamos ante un contraste sobre todo lo visto de una calidad exquisita. Este es el proyecto de Alexander Von Meilenwald que mantiene en activo su omnipresencia como multiinstrumentista tras la disolución de Nagelfar, aquí cantando y tocando la guitarra, pero creador de todo lo que musicalmente estaba sucediendo, contando con músicos de sesión en directo. La historia de esta historia de metal extremo fundido entre doom y black metal comenzó tras en 2003, un año después de quedar atrás Nagelfar. Los preludios y desarrollos apocalípticos son la mejor baza que genera con su música. Tantas veces los he visto, tantas veces me han parecido muy en su lugar. En esta ocasión parte del show se lo dedicaron a su último trabajo “The Thule Grimoires”, tal cual, porque temas como “Ropes In To Eden”, que sonó en el comienzo, con casi quince minutos de densidad y cambios de atmósferas, junto con “Anchoress In Furs”, otro de los elegidos de última factura que no se queda atrás en el minutaje, ocuparían buena parte del tiempo para tocar el material seleccionado para la ocasión. Por lo tanto, puntuados con nota alta.
Cambiaríamos de nuevo el tercio sonoro para meternos de lleno en UFO y dejar que nos envolvieran más clásicos que estaban teniendo lugar en la zona de los mainstages, donde esta jornada iba a ser una constante de bandas de hard rock. ¡Qué ocasión más buena de verlos a todos de un tirón dejando que pasaran las horas” y por supuesto, haciendo que fluyeran las emociones. Ahí estaban Phil Mogg en la parte más adelantada departiendo con su micrófono, y toda la elegancia de su escenificación, junto con Andy Parker en la retaguardia aporreando la batería en temas que metieron de primeras al público, como “Mother Mary” y “Only You Can Rock Me”. Por los flancos Vinnie Moore era otra exquisitez que observar con más clásicos que punzaban con ciertos toques de guitarra. La lluvia empezó a hacerse notar poco a poco mientras sonaban “Rock Bottom” o “Doctor Doctor”.
STEVE VAI, para apasionados de la guitarra con gusto y mucho más allá de todo eso… tras una pequeña intro, en la que había tomado la avanzadilla su batería medio escondiéndose tras su instrumento para no romper la magia inicial del sonido hasta el momento pertinente para saltar a escena, detrás aparecería el genio de las seis cuerdas para interpretar una de sus últimas facturas sonoras, “Avalancha”, incluido en “Inviolate” su esperado último trabajo publicado tras seis años de sequía. Siempre fue un avanzado y toda esa magia y maestría, a cada paso, en cada pulso y delimitando movimientos nos iba a hacer flotar con esa musicalidad e instrumentación de diálogos con el universo que empezó a compartir con un púbico boquiabierto a lo que viniera, mientras iban sucediéndose los cambios de guitarra y un muestreo más de su reciente obra con “Little Perry” y “Zeus In Chains”. Hubo tiempo para recordar aquel encuentro en la película “Crossroads” (“Cruce De Caminos”) con parte de un fragmento de la película apareciendo en la pantalla de video, y por supuesto no estuvo exento de más momentos clave mientras sonaba ese fogonazo de impacto llamado “Giant Balls Of Gold” o se despedía con “For The Love Of God”. Fue sublime, con todas sus complejidades que a nuestra vista viendo cómo se manejaba por el mástil y su vibrato, se nos hacían sencillas de ejecutar.
WHITESNAKE ya habían tocado en una dos ocasiones anteriores en Hellfest, fue en 2013 y 2019 y en ambas ocasiones pude disfrutar de David Coverdale y todo su entorno, porque en esta ocasión he de decir, que sólo disfruté del entorno, y aún así, no colmó ni por asomo las expectativas que tenía puestas en este concierto. En los años anteriores a los que me refería, aunque no fuera del todo bueno el timbre de la voz de Coverdale, al menos sonaba poniéndose en situación, pero es que esta vez no cantó nada de nada, y eso hizo que la gente estuviera apagada durante todo el show. Aunque el cantante lo intentó sonriendo y haciendo todo tipo de gesticulaciones y bailecitos y en lo que se convirtió un continuo entrar y salir del escenario hacia la pasarela central y viceversa. Eso sí, estuvieron presentes todos esos elementos clásicos en las canciones que sonaban y que no podían faltar, entre ellas la inicial “Bad Boys” o la las finales “Hero I Go Again” o “Still Of The Night”, que contó con la participación de Steve Vai dando lugar a un fenomenal y sentido encuentro para intentar coronar una despedida que esta vez se quedó sin trono. Viejos recuerdos que se venían a la mente, que te transportaban al pasado vivido mientras crecías y escuchabas su música, pero en demasiadas ocasiones, a quienes más se les escuchaba cantar era a los músicos que acompañaban a Coverdale. Incluso la gente no terminó de ofrecerle al unísono su voz cuando el vocalista así le solicitaba a es masa de gente que cantaran por él. Por cierto me encantó el solo de batería de Tommy Aldridge… ¡qué digo! ¡Me encantó en todo momento Tommy Adridge porque fue uno de los responsables de equilibrar algo la balanza!
Lo de HELLOWEEN fue apasionante. Poder disfrutar en este Tour United Forces 2022-2023 de las voces de Andi Deris, Michael Kiske y Kai Hansen compartiendo canciones y alternando estrofas es una experiencia impresionante, y ya sabes, imposible de pensar hace algunas años. Entre ellos se veía la química y la complicidad a la hora de frasear lo que le correspondía al siguiente. Siempre andaban pendientes. Incluso se dio la anécdota en una ocasión, en el que Kain Hansen andaba más pendiente de su guitarra y Michael Kiske que se estaba percatando de que se iba a olvidar de entrar con su parte, fue corriendo a empujarlo hacia el micrófono para que siguiera la fiesta como estaba planificada. Todo esto mientras cada uno de los músicos departían por lo ancho y alto del escenario. Y lo digo así, porque encaramada sobre la gigante calabaza se encontraba Dani Löble aporreando su batería. Sólo por destacar algunos momentos, diré que el comienzo con “Eagle Fly Free” cayendo el telón y provocando el griterío de la emoción, que daba paso a “Dr.Stein” sería un arranque perfecto. La descomunal balada “A Tale That Wasn´t Right” me pondría la piel de gallina, “Future World” pondría a punto de tono el gallinero, y ya en el final “I Want Out” sería el broche de fiesta haciéndolo sonar en algún momento incluso con un ritmo reggae. La gente deseaba que aquello continuara, pero, en algún momento tenían que ponerle punto y final.
SCORPIONS aportaría el espectáculo sonoro que la gran mayoría no quería perderse y además venían presentado su nuevo disco “Rock Believer”, centrándose en el mismo cuando salieron a escena tocando “Gas In The Tank” tal cual abre el disco, y un poco más tarde enlazando los temas “Seventh Sun” y “Peacemaker”. Klaus Meine fue aportando su voz, que sigue siendo cautivadora, aunque con ciertos esfuerzos. Tras “Make Is Real” vendrían a continuación “The Zoo” y “Coast To Coast”. Así fuimos disfrutando del espectáculo teniendo a Mikkey Dee tras la batería zumbándole como nadie. Cuando hicieron “Send Me An Angel” unida a “Wind Of Change” era el momento de que el pulso se acelerara mientras las canciones bajaban su ritmo, pues Ucrania fue motivo de dedicación en este momento. El final del concierto quedó definido con unos abrumadores “Blackout”, “Big City Nights”, “Still Loving You” y “Rock You Like A Hurricane” apareciendo en escena Phil Campbell con ellos para tocar la guitarra. Los dos ex Motörhead volvían a reencontrarse en una curiosa secuencia, y serían protagonistas del tributo a Lemmy Kismister que vendría a continuación.
Lo de los daneses HEILUNG era un espectáculo diferente, y es que no podemos hablar de ellos como un concierto al uso, sino como una obra que te transportaba a otra dimensión como si estuvieras metido en una cápsula del tiempo. Eso sí, aquí había que ver la función sin poder tomar asiento para ver esta especia de puesta en escena teatralizada por músicos caracterizados de diferentes tonos de voz y actores secundarios que interpretaban escenas de guerreros de tiempos remotos, que te transportaban hasta los tiempos de la Edad Media para viajar de lleno a la Europa medieval, con protocolos chamánicos protagonizados por los vikingos, donde además del vestuario despuntaban sus instrumentos de época, creados con huesos que ambientaban los sonidos de los rituales. Era tal la expectación causada que se ponía difícil acercarse a la carpa donde estaba teniendo lugar este encuentro con una cultura tan bien llevada al presente como extraordinariamente representada.
Y para terminar dadas las horas, que mejor que los noruegos WARDRUNA, siguiendo la estela de la musicalidad antigua que acababa de aportarnos Heilung. La banda creada por Einar Selvik, quien fuera batería de Gorgoroth en el pasado, además de formar parte de otras muchas historias a la largo de su carrera, nos permitía en esta ocasión poderle ver en vivo con este otro proyecto donde otras capacidades de interpretación fluyen para este multiinstrumentista que no sólo se basa en cortes folclóricos, sino también en historias nórdicas de épocas legendarias donde toman protagonismo las temáticas antiguas que rescatan tradiciones ya casi olvidadas consiguiendo recrear el poder del rito rúnico. Sin duda las voces y la instrumentación antigua con parte meridianamente pausadas pusieron el silencio y la concentración en los valientes que no les importaba decelerar la velocidad de su mente durante aproximadamente un hora. Seguramente unos estaban desconectando para encontrarse con el día siguiente, otros empezando a prepararse para irse a la “Macumba”, la discoteca de música alternativa que teníamos dispuesta en la zona del camping.
DÍA 5, VIERNES 24 JUNIO
Interesante manera de arrancar el viernes con PORTRAYAL OF GUILT, una banda estadounidense de post hardcore y black metal formada en Austin, Texas hace cinco años. Fue fundada por el guitarrista y vocalista Matt King, y el batería James Beveridge, habiendo cambiado algo la formación desde sus comienzos, siendo el bajista ahora Blake Given. Aparentemente una banda estática sobre el escenario, lo digo porque se reservan su espacio en cada posición que ocupan, pero lo equilibraron con un alto nivel de concentración, que sumado a la base de contrastes sonoros que ofrecieron me dejaron bastante pillado. Y es que logran unas atmósferas incendiarias que no pasaron desapercibidas durante todo el show. Ya con esta nueva apuesta sonora incluyendo cambio en sus filas tienen publicado el disco “Christfucker”, que sin duda te recomiendo escuchar.
Los catalanes CRISIX no se amilanaron a la hora de presentarse a tocar en el festival a sabiendas de que sabían que no a todo el mundo gustaría tener que anunciar que su batería no podría tocar por haber contraído covid. Para sacar la actuación adelante, lo suplieron con los baterías de Tagada Jones y Gamma Bonb y alguna improvisación más que quedaría decorosa. Evidentemente no era el ritmo al que estamos acostumbrados, porque no era un show al uso, incluso abogaron por un rato de karaoke lanzándose a hacer a algunas versiones conocidas de Metallica, Pantera y Trust, que seguirían animando a la gente de igual modo, muy comprensibles con la situación. No dejaron de lado un par de canciones de su “The Pizza Ep”, tocando “Raptors In The Kitchen” y “World Needs Mosh”, haciendo en el final su trallazo “Ultra Thrash”.
GAEREA nos traía desde Portugal su sugerente mundo oscuro del black metal. Su espectáculo era de observación, de interpretar pesadillas teatralizadas, mientras sus miembros, todos encapuchados, ocultos de negro en vestimenta y mismamente con los brazos asemejaban algo así como unos ninjas que causaban respeto. El conjunto sonoridad-visionado les quedaba muy bien, dejando claro que con pocos recursos escénicos se puede llamar la atención. En cuanto a la música, incontestable su sonido. Ordenados en sus movimientos, insuflaron un poco de aire de distinción a todo lo que estaba ocurriendo. Recuerdo cuando los vi un par de veces apenas llevando dos años en activo bajo este nombre, y entonces con su trabajo “Unsettling Whispers” bajo el brazo. Ahora era el turno de poner a prueba de directo su reciente “Mirage” con una base evolutiva que han solidificado más aún estos sin rostro, haciéndose respetar y dejando claro que hay que tenerlos en cuenta para las siguientes ocasiones que se te pongan por delante.
BLUES PILLS causaron una expectación inédita gracias a la autoridad de su cantante Elin Larsson desde el primer momento que apareció vestida de rojo pisando fuerte sobre el escenario, llena de energía, audacia, movimientos rompedores, y sobre todo la esencia que transmite esa voz angelical cuando se enciende en modo de blues clásico. Ni que decir tiene de la valía de los músicos haciendo de soporte a todo movimiento y actitud de esta diva para la ocasión, que no dejó de recalcar influencias de corte sesentero y setentero, que si en otras ocasiones que he tenido ocasión de verla, me ha recordado en imagen y movimientos a Janis Joplin, creo que aquí articulaba otros bailes más modernos, que se distanciaban un poco de la época. La formación con su guitarrista francés Dorian Sorriaux hacia que en parte, tocaran como si estuvieran en casa. Se les notaba muy a gusto, y ya digo a ella jamás la vi tan inquieta y rompedora sobre el escenario, desde que entonó en la apertura “Proud Woman” hasta que salió como un torbellino escopetando hacia backstage con “Devil Man” sin dar la oportunidad a sus compañeros de hacer un saludo conjunto en mitad del escenario como parecía tenían intención.
DANKO JONES propiciaría otro tipo de éxtasis. Esta banda gana muchos enteros en sus directos en comparación a cómo suenan en disco y eso hace que alimentado por los vaciles y piradas de olla de su cantante, que ya se procura que todo se torne en una fiesta macarra muy llevadera, porque así son ellos. Rock and Roll en el siglo actual que nos toca vivir con una dosis de humor que tal como están las cosas no puedes dejar de percibir y asentir con una sonrisa. Quienes ya les hemos visto varias veces tenemos la sensación de que su discurso es siempre el mismo, pero este charlatán tiene mucha clase y una vez más lo demostró abriendo con los temas “Saturday” y “I Gonna Rock” y dejándonos para el final un tridente incendiario que no podías dejar de canturrear, “Had Enough”, “My Little RnR” y “Lovercall”
La formación de IHSAHN con este personaje de nombre propio, oscuro y evolutivo a la cabeza, sería lo que vería a continuación, haciéndonos recordar también su militancia en Emperor, aunque no necesariamente porque tocara temas de la banda. Los noruegos abrieron de forma rotunda con “Lend Me The Eyes Of Millenia”, una salvaje brisa de black metal que daría frescor al lugar. Ya avanzado el show se centraría en las versiones de “Rock And Roll Is Dead” de Lenny Kravitz así como “Wratchild” de Iron Maiden, incluidas en su Ep “Telemark”, así como el tema que da título al trabajo dejándolo para el final. Entre medias perlas como “Mass Darkness” o “Nord”, haciendo que el nivel técnico de toda instrumentación se dejara notar a cada momento, envidiable por parte de toda la banda.
GODFLESH fueron midiendo los espacios que musicalmente iban oscilando a través del sonido industrial que exponen en directo, mostrando su video intuitivo en pantalla tras ellos para enmarcar algunas de las secuencias que fueron sonando. Las riendas y el desenfado lo iba poniendo Justin Broadrick, que dejaba espaciar el ritmo entre composiciones a medida que iba dándole al play de los samplers para que G.C. Green le siguiera la corriente quien cada vez que le pegaba un toque a las cuerdas de su bajo, parecía estar degollando a alguien, algo que siempre me llama la atención de él en cada actuación. A Justin le va muy bien esa aceleración que lleva últimamente rozando el desfase, y si cabe algo más. La apertura con “Love Is A Dog From Hell”, “Shut Me Down” y “Post Self” marcó el resto de los cimientos de obra que fueron construyendo de forma muy meticulosa, abordando notables piezas del pasado en los noventa, para continuar tocando otras muestras de asfixia sonora en “Pulp”, “No Body” o “Like Rats”.
KREATOR siguen estando en ese punto fuerte del que no se bajan. Está claro que Mille Petrozza sabe llevar las riendas de una carrera que años atrás tuvo sus altibajos por las experimentaciones, pero que ya a estas alturas, dudo que musicalmente se salga mucho del guión que le funciona a la perfección. Su presencia escénica a la hora de presentar, cantar y tocar los temas es la de siempre, abrumadora, la que ya se le da como algo natural en su persona, y en su banda. Y la escenografía es el otro cincuenta por ciento del éxito, por lo llamativa y adecuada. En esta ocasión unos cuerpos empalados no dejaban indiferente a nadie. Incluso hacia el final el lanzamiento de confetis en forma de papelitos era color sangre, para no despuntar. Atacaron fuerte en el comienzo con “Violent Revolution”, sonando a continuación la más reciente “Hate Über Alles” y después “Phobia”, con el frontman ganándose al público desde el principio. En alguna ocasión se descolgó la guitarra para aferrarse al micrófono. Hicieron por primera vez en directo “Strongest Of The Strong” también de su reciente disco publicado, y tras ponerla a prueba en vivo ante su público, con muy buenas sensaciones, dejó para el final “Flag Of Hate” y “Pleasure To Kill”.
La lluvia que caía ya en la zona de los mainstages, donde nos encontrábamos plantados viendo todo lo que ocurría a descubierto ya empezaba a empapar algo más que las plantas de los pies. MINISTRY con Al Jourgensen al frente salía a escena muy solidario con Ucrania. De hecho las pantallas y las banderas laterales lo dejaron claro por activa y por pasiva. Pero por si no quedara claro, sonó el himno nacional del país al que le siguió el tema “Breathe” Su directo sonó intenso y demencial, aún a sabiendas de que muchas de las voces van grabadas para dar fortaleza a ese muro industrial que retumba siempre fuerte e impactante. Este hombre ha anunciado infinidad de veces que se retira y sus consecuentes giras de despedida, pero en realidad son los músicos que le acompañan quien van quedándose apartados cada vez que tienes ocasión de volver a verle. Sin duda parte de la base enérgica que le ponen a sus éxitos son estos actores secundarios, que se mostraron totalmente activos, aunque las miradas una vez más iban hacia este demente, que da miedo cuando le ponen un megáfono en mano, o le da por empezar a realizar alguna de sus coreografías, eso sí, con unos movimientos más limitados. Motivo de mención especial la versión del “Supernaut” que recordaba a Black Sabbath. Lo dicho, sigue sabiendo sobreactuar de una manera muy razonable sobre los sonidos sampleados, bien sean instrumentales o vocales, una locomotora sin frenos lanzada pendiente abajo, que tuvo el detalle de salir a empaparse con el público cuando bajó al foso, alejándose por momentos de su zona de confort.
ALICE COOPER a continuación volvió a liderar la resistencia de los tiempos en escena y la del público ante la lluvia. El maestro del shock rock dejó que la gran banda mostrara todo su poderío y capacidades. Entre temas se dieron cita sus habituales espectáculos incluyen alguna novedad no vista y se dedicó a ser menos incisivo que otras veces en lo extravagante. Con una banda como ésta y teniendo en cuenta ese poderoso juego de guitarristas, todo eso debe explotarse en escena. Una lástima que en el momento de escribir esta crónica somos conocedores de la marcha de Nita Strauss de la banda. El show adquirió un ritmo tan frenético como la última vez que tuve ocasión de verles. Aunque tuvieron todo el show para mostrar sus dotes técnicas desmenuzando grandes clásicos, cada uno de los músicos tendría su clímax instrumental guardado a la hora de ejecutar sus partes de solo que le correspondían. Con la ristra de éxitos que tiene la banda, era imposible que no fliparas con lo que tocaran, y más te valía saborearlo bien, porque ya quedaba más bien poco para que el día terminara. El espectáculo estaba garantizado desde que empezara a sonar “Feed My Frankenstein”, “No More Mr. Nice Guy”, “Bed Of Nails” o “Hey Stoopid”. Alice Cooper siempre se mete al público con esa actitud tan abierta y directa. Una baza muy inteligente y bien jugada que le funciona a la perfección, magnificándose en temas como “Poison”, “Billion Dollar Babies”, o el tramo final encadenando “Escape” y “School’s Out”.
DÍA 6, SABADO 25 JUNIO
HUMANITY´S LAST BREATH fueron un bombazo mañanero. Procedentes de Suecia nos recordaron que hay más bandas deathcore para el disfrute de las que uno puede retener en la memoria. Su cantante encapuchado y dejando oscilar su cuerpo mientras ponía sus tonos más guturales sobre el micrófono, contrastaba con la imagen del resto de la banda. Filip Danielsson, que así se llama, también está envuelto en un proyecto paralelo llamado In Reverence, otra aventura recomendable. Supieron aprovechar cada espacio de vacio sonoro para entrar a despuntar con los amplis a un volumen muy interesante sus maniobras de concepto musical aterrador.
Fue un puntazo tener en el festival a este talento de Seattle llamado AYRON JONES, que además de cantar y tocar la guitarra mezclando estilos de una manera ecléctica pero bien coordinada, va rodeado de unos músicos fenomenales. La música de Ayron Jones es un híbrido de blues, grunge, hard rock y soul. El propio artista una vez describió su sonido como como si Michael Jackson tocara la guitarra como Jimi Hendrix en la banda de Kurt Cobain". Y lo puntualiza así en su enfoque, porque quiere que su sonido sea representativo de Seattle, su ciudad natal. De hecho se tocó a su manera una versión del tema “Breed” de Nirvana. Cada nota que transcurría, teniendo al resto de la banda interactuando con el público, cautivaba a la gente, y eso iba ocurriendo a través de un instrumento o con el tono que empleaba en su directo, un reflejo de la naturaleza humana sin trampa ni cartón. Su trabajo más reciente, publicado el año pasado, de titula “Child Of The State”, y del mismo hizo temas que transmiten por los cuatro costados, como “Supercharged”, “Mercy” y “Take Me Away”.
HÄLLAS fueron otra de esas gratas sorpresas, que esperaba me sacaran de la duda sobre su estilo y línea a llevar en vivo. Inspirados en el protometal de los setenta, y con un tufillo visual a Sweet, David Bowie o Alice Cooper, fueron haciendo que entrara por el aro, porque saben hacer que realmente su roll estudiado en vestimenta y cautivador en lo musical funcionando de forma condensada cosas de aquellos pasados años en un presente que funciona bien, aunque algunos lo puedan a llegar a poner en duda. Musicalmente las guitarras son abigarradas y a los sintetizadores saben poner matices a esas melodías que sabe son cantadas con cierto toque de “época”. En algún momento llegué a pensar en el estribillo del “I Was Made For Lovin' You Baby….” de los Kiss, porque también me transmitió estar dentro de esa época. Mientras tanto a la misma hora BETRAYING THE MARTYRS con sede en Paris nos daba la oportunidad de acercarnos a otra interesante banda de death metal fusionando con el hardcore su música. Son muchas las bandas que suenan parecidas, pero aquí teníamos una con un toque de distinción, con varios trabajos en la calle y una energía de destacar. Su último disco “Rapture” seguro que para más de uno fue como un nexo para darte a conocer sus anteriores álbumes.
A los franceses SLIFT los vi este año en Roadburn rompiendo todos los moldes y los disfruté tanto, que dije no me los perdería ni en Kristonfest ,ni en Desertfest Berlin, festivales donde los tenía marcados como imprescindibles. Lo que pasa que sólo pudo ser en el festival holandés porque su batería se lesionó y tuvieron que cancelar sus compromisos de directo hasta que se recuperar. Y…”voalá”… ¡aquí aparecieron otra vez para resarcirnos las ganas acumuladas de volver a verlos! En todo momento se comportaron como si estuvieran deseando romper un caja de cristal transparente en la que estuvieran encerrados, pues no cejó en salpicar su constante rotundidad como si sufrieran una especie de párkinson escénico que continuamente los llevaba fuera de control, creando un innovador hipnotismo contagioso y lleno de vaivenes de descarga adrenalítica. Volvieron a destacar, y esta vez lo hacían en un festival dónde la competencia para sobresalir era muy alta, teniendo en cuanta la cantidad de bandas programadas en la de presente edición de Hellfest.
IGORRR, con el francés Gautier Serre al frente de la trama en pocos años pasó para muchos de ser el descubrimiento de la quintaesencia en las prácticas sonoras de la experimentación a un imprescindible de sus pesadillas húmedas. Musicalmente escuchándolo en disco, al principio no me pareció una gran sorpresa, pero en vivo he de decir que siempre cautiva, y eso que esta vez tardaron en salir a escena, haciendo esperar por encima de la hora al público, y hubo quien se impacientó por este motivo, Gautier generalmente se quedaba en un segundo plano dejando que el resto de la banda diera sus pinceladas de protagonismo, especialmente esa cantante que finge estar como una regadera, bailando, y entonando a veces como una ninfa que en otras ocasiones como una sirena, cuyo llanto te hacer marchar hacia ella.
MONKEY3 ofrecieron un cruce de sonidos armoniosos ilustrados con cierto misticismo y psicodelia. Estos suizos siempre se marcan sus tiempos en una especie de in crescendo que da protagonismo a la liberación del espíritu, creando un aura especial en todo el entorno. Fue un éxtasis continuo, que lideraban por partes iguales su batería Walter gesticulando en consonancia que su baqueteo, flexionando su cuerpo Kevin como alargamiento del sonido de las cuerdas de su bajo, y sobre todo dB en los teclados y ocasionalmente guitarra, junto a Boris, muy activo cuando imitaba con efectos y pedaleras los sonidos de sitar y otros elementos que te transportaban a un viaje espiritual bien por la India u otro lugar con dualidades sagradas que tú quisieras imaginar.
Lo de NIGHTWISH tuvo también su toque mágico, por la música, las vestimentas utilizadas, y por supuesto… por ese pedazo de cantante que tienen por bandera. Floor Jansen es algo más que una voz impresionante, es la sensación de una inmensidad que sabe provocar, expresarse y en definitiva interpretar cada paso, mirada o nota. Sigo pensando que hace que se queden en un segundo plano todos los demás músicos, y es que echando una amplia mirada al pasado, recuerdo que con las anteriores cantantes esto no ocurría. Y que me perdone el gran jefe, Tuomas Holopainen, que él sabrá muy bien a lo que me refiero, ya que mientras toca el teclado no descansa observando cómo transcurre cada concierto. No pareció notarse la ausencia del bajista Marco Hietala, cubierta por el músico de sesión Jukka Koskinen. En esta empresa la maquinaria tiene que estar funcionando a pleno rendimiento, y las piezas se recambian con la premura necesaria para que siga su funcionamiento. Hicieron varios temas de su último trabajo hasta la fecha, “Endless Forms Most Beautiful”, entre ellos “Noise”, “Tribal”, “How's The Heart?” y “Shoemaker” y “Weak Fantasy”, quedando patente momentos mutuos de euforia entre público y artista cuando sonaron “Élan” y “Nemo”
La evolución que tomó hace años lo que podríamos considerar la nueva era de DISCHARGE con la vuelta de Terry “Tezz” Roberts, esta vez a la guitarra rítmica y con la incorporación de JJ Janiak a las voces se hizo de notar de una manera brutal. Comprobamos gratamente que el estilo vocal que arrastra JJ es digno de cualquier militante en Discharge. Los animados circle pit mostraron como se iban ganando al público desde el primer minuto con un setlist amplísimo que pasó de largo las veinte canciones, en el que no echamos de menos ninguno de sus habituales clásicos, y en el que encajaron también temas de lo que fuera su último trabajo publicado, ya hace unos años con la renovada formación, “End Of Days”, sonando “New World Order” y “Hatebomb”.
GUNS N´ROSES fue una buena ocasión de reencontrarse con parte de la magia que los originales y genuinos músicos consiguieron convertir en éxitos, no sólo por la valía de su música, sino por el enfoque de sus directos. Bajo un espejismo de aquellos tiempos Alx Rose ya hace lo que puede, en cambio no se puede decir lo mismo de Slash o Duff McKagan, en plena forma y a todo pulmón. El arranque fue una especie de órdago que no terminaría de enfocar la partida para tenerla todas consigo, aunque fue un comienzo espectacular por su selección, “It´s So Easy”, “Mr. Brownstone” y “Welcome To The Jungle”. Luego con “Back In Black” de AC/DC, “Slither” de Velvet Revolver o “I Wanna Be Your Dog” de The Stooges, yo me quedé un poco descolocado, más bien por lo mal que se entonaban y sonaban, que por el efecto sorpresa. No vi ni un solo giro de cadera de su cantante, y me pareció bien, porque para hacer el ridículo, mejor evitarlo. Entre versiones y amagos de covers, pareciera que estuviera metido en otro tipo de espectáculo, pero sí, eran ellos, y no lo recordaron con clásicos incontestables, que todo el mundo quería escuchar, “Live And Let Die”, “You Could Be Mine”, “Civil War”, “Sweet Child O´ Mine”, “November Rain”, con un concentrado Alx Rose sentado al piano y para el final todo se vino arriba con “Paradise City”. Tampoco me sorprendió lo que obtuve, porque imaginaba lo que me iba a encontrar.
Y para cerrar este tercer día BLIND GUARDIAN, que me llevarían a hacer realidad las esperanzas que había depositado de volver a verlos después de unos cuantos años, aunque cierto es que con Demons & Wizards, el proyecto de Hansi Kürsch junto a Jon Schaffer que harían años atrás, permitirían revivir temas como “Wellcome To Dying”. La formación alemana siempre fue una banda que me encantó desde sus comienzos, y en esta ocasión harían un concierto especial conmemorando los treinta años de su cuarto disco, “Somewhere Far Beyond”. Con precisión sonarían en el mismo orden cada uno de los temas, que no pudieron evitar corear todos aquellos que aún mantenían memorizadas las letras. En fin, el concierto quedó sobredimensionado con grandilocuencia sonora a pesar de no llevar ningún tipo de montaje excepcional. Encontré a un Hansi Kürsch bien entonado. Antes de meterse en este disco de lleno, en el comienzo tocarían los temas “Into The Storm”, “Welcome To Dying”, “Nightfall” y “Time Stands Still (At The Iron Hill)”, dejando para el bis, ya en el final, los rompedores de gargantas “Mirror Mirror” y “Valhalla”.
DÍA 7, DOMINGO 26 JUNIO
Los finlandeses DEMILICH se movieron por el terreno del death metal pantanoso donde el sonido extremo tocado con cierta técnica se fundía con su base de culto. Desde que se crearan en 1990 sólo hicieron el álbum “Nesphite”, posterior a unas cuantas demos, y hoy sigue siendo recurrente cosecha para ceñir las voces particulares de Antti Boman, que seguro que más de uno que sigáis las coordenadas actuales de estos sonidos, le tendréis enfilado en Winterwolf, también como cantante y guitarrista, pero usando el apodo de Abomanitor. Su actuación fue una manera adecuada de enfilar todo lo que teníamos por delante aún, pues estábamos en la última jornada de una edición doble para el recuerdo, en donde las altas temperaturas y la lluvia no habían hecho a estas alturas otra cosa que curtirnos más.
Un orgullo tener a bandas españolas como ANGELUS APATRIDA representando al metal en un festival como Hellfest. Pero con toda la programación que incluye, más deberían de estar. La historia es que para los manchegos, esto no fue una excepción lo de estar aquí, sino una sucesión, pues es un hecho que están contando con ellos para ser programados en más festivales europeos. Hablan por sí solas las circunstancias. Lo cierto es que no tuvieron que hacer grandes esfuerzos para meterse al público en el bolsillo. Su audacia metalera a cara de perro fue transcurriendo con las hechuras de una banda nacida, crecida y cultivada para estar donde está e ir más allá. Se lo pasaron en grande pudiendo corretear por la pasarela central y estar cerca de su público español, desplazado hasta el lugar para apoyarles en todo momento, así como del de cualquier otra parte del mundo, que estaba allí reunido para conocer cómo se las gastan estos thrashers en cada momento que tienen ocasión. Arrancaron con “Bleed The Crown”, para seguir con “Indoctrine”, ambos de su más reciente trabajo “Angelus Apatrida”, del que también festejamos que tocaran “We Stand Alone”. ¡Seguir así chicos!
¡Menudo Cristo montó ILL NIÑO cuando salieron a escena! Y por su puesto a la hora de sugerir circle pits incendiarios entre el público, que levantaron una polvareda de mucho cuidado. La formación brasileña ostenta esa marca que les caracteriza con un sonido tan peculiar como espectacular, así que asomarse a verlos fue comenzar a pegar botes y dejarse agitar por la percusión de su sonido. La banda mantiene una actitud endiablada que pocos grupos consiguen en tan poco tiempo desde el comienzo de sus conciertos, manteniendo el nivel hasta que se tienen que marchar. Uno de los grandes valores que tiene esta banda latina son sus percusiones, no solo por el estruendo provocado por su baterías, sino además por el doble acompañamiento con el que cuenta a cada uno de sus flancos, haciendo de aquello pura batucada metalera. Y sobre todo lo contado, el temple para fundir metal que posee. Pareciera que siempre hacen lo mismo, pero en lo que se refiere a su sonido, es tan concreto y bestial, que seguro aún nos tienen que seguir sorprendiendo con nuevas evoluciones.
El trío italiano UFOMAMMUT dejó claro porque es una de las formaciones de doom reclamada en vivo después de que hayan estado una temporadita fuera de juego. Ellos no dejaban de mirarse para saber en qué momentos la gravedad tenía que cambiar el sistema descrito mientras los cuerpos se contoneaban. Fueron pesados y rudos sus riffs, oscuras formas de sonidos que mezclaban la psicodelia de una forma más compleja en su último trabajo “Psychostasia”, que consiguió hacer flotar a más de uno de los que se encontraban dentro de la carpa The Valley, un carpa, por cierto, que debe seguir alimentándose cada año con esta apuesta en la que lleva metido la organización hace un tiempo, dando ese colorido cósmico y de vanguardia primitiva que cada vez más interesados captura. Era la cuarta vez que pisaban el entorno de los viñedos, y ya estamos clamando para que vuelvan pronto.
Desde que UGLY KID JOE se volviera a juntar para echarse a la carretera de nuevo hace ya algunos años, he tenido la ocasión de verles varias veces, lo que generacionalmente no pude en su momento, durante sus primeros años de actividad. Aunque haya pasado el tiempo, sigo situando sus conciertos en una época pasada, es decir, que disfruto con sus temas antiguos, y que me parece que Whitfield Crane, tampoco aporta mucho más que la de hacerlo bien interpretando cada tema, y buscando la cercanía con el público cada vez que tiene ocasión, y buen ejemplo de ello, se resumiría en cuatro temas, con el temprano “Neighbor” arrancando el show, con el pausado “Cat´s In The Cradle” a mitad de rodaje. Pre-despidiéndose con lo que todo el mundo quería escuchar en “Everything About You”, y sorprendiendo con la versión del “Aces Of Spades” de Motörhead, en un cierre que no le podía fallar.
BULLET FOR MY VALENTINE fue uno de los momentos clave del día para el metalcore. Aunque es razonable decir que sus conciertos están tintados de sonidos tan heavys como ellos quieran acelerarlos o bajarles las revoluciones. Tanto Matthew “Matt” Tuck como Michael Thomas, se alzaron en armas, ofreciendo lo mejor de su artillería con su guitarra y batería, respectivamente, siguiendo la estela de quien buscar ser leyenda dentro del rock. Las melodías y los contrastes vocales de Matt generan cierta adicción, y verle tan impulsivo correteando por el escenario cantándole al micrófonos al tiempo que rasga su guitarra, hacía más ameno su espectáculo. Para la ocasión miraron con el mismo reflejo su último disco “Bullet For My Valentine”, haciendo los temas “Knives” y “Shatter”, que su anterior trabajo “Gravity”, rescatando del mismo “Piece Of Me” y “”Over It”, prefiriendo abrir su concierto con los clásicos “Your Betrayal” y “Waking The Demon”, así como “Tears Don´t Fall” y “Scream Aim Fire” en la recta final.
Los hardcoretas norteamericanos LIONHEART debieron de ser una de las bandas esperadas por los fanáticos del género a razón de lo que vi, y es que ellos tienen mucho carácter. Nacidos en 2007, la polémica banda de Southampton lanzaría su primera demo en 2008, “Desolated”, que no olvidaron recordar. Se han convertido en referente dentro del estilo y no paran de girar por todo el mundo. Su hardcore fiestero sonó imprescindible sobre todo para un público que sabía muy bien lo que ofrecía esta banda con cierta influencia de bandas más clásicas y otras formaciones que gustan de fusionar con otros sonidos. De hecho hicieron el tema “Last Breath” de los Hatebreed y parcialmente el “(You Gotta) Fight For Your Right (To Party!)” de los Beastie Boys.
En cuanto a EYEHATEGOD, su show fue muy radical, rompedor, con ese temple de desobediencia a la sociedad, condimentado a lo punk, con un Mike Willians frente al micrófono, con un aspecto de no estar siguiendo a rajatabla los cuidados médicos tras el trasplante de hígado al que se sometió hace unos cinco años. Yo creo que es un milagro que esté aún haciendo giras tras haber superado una carrera de fondo de la que pareciera no querer bajarse. Posiblemente solo en apariencia porque hay que guardar las formas. Hablaba en su día el vocalista, sobre su problema de salud acotado en la cirrosis, que en su momento le hacía escupir sangre. Bueno, pues aquí exteriorizaba esa imagen con su particularidad forma de hacernos ver cómo siguen siendo estos pioneros del sludge. Era difícil no dejar de observarlos, tanto a él como a su igual, el guitarrista Jimmy Bower, pues consiguieron transformar la decadencia en arte.
El show de MERCYFUL FATE fue poco menos que apetitoso por todo lo que nos esperaba. De primeras, el escenario teatralizado que traía daba mucho juego para corretearlo por sus múltiples escaleras, y curioso que igual que cuando actuara por última vez King Diamond aquí, durante el año 2019, lo haría en la carpa The Temple. Su performance de mascaradas no desmerecía ningún momento a los habituales espectáculos escénicos o performances que le van sucediendo en cada gira, algo a lo que ya nos tiene habituados. El tono de voz, agudo y cortante como el cristal, lo mantiene como si volviéramos a sus comienzos. Voz llena de fuerza y delicadeza. Con introducciones para que no bajara el ambiente y la concentración en esta obra teatral, arrancaría con “The Oath”, a su término dedicando al público unas pocas palabras para dar cuenta del tema nuevo “The Jackal Of Salzburg”. Al Rey Diamante le acompañaba como de costumbre Hank Shermann en una de las guitarras y Mike Wead en la otra. Siendo Bjame T. Holm el batería y Joey Vera el bajista, incorporado en la banda tras fallecer su antecesor Timi Hansen al no superar la batalla contra el cáncer en 2019. Por meteros un poco más dentro del repertorio, sonarían también “A Corpse Without Soul”, así como “Black Funeral”, “A Dangerous Meeting” y “Evil”, dejando para el tramo final “Come To The Sabbath” y “Satan´s Fall”.
Y terminamos la crónica hablando del gran acontecimiento que supondría tener a METALLICA por primera vez en este gran festival, que mucho me da no será la última vez a tenor de lo satisfecho que quedaría James Hetfield al termino del mismo. Tras venirnos a la mente la película de “El Bueno, El Feo y El Malo” gracias a la banda sonora de introducción de Ennio Morricone empezaría la descarga con “Whiplash” y con las mismas, los paseos continuos del Hetfield por las distintas pasarelas en los laterales o en el centro del escenario, donde había situados distintos micrófonos, que permitía estar más cerca del público a cada momento. La cosa no paraba… “Creeping Death”, “Enter Sandman”, “Haarvester Of Sorrow” y “Wherever I May Roam”. Y tras coger un poco de aire para contarle al público que iban a hacer un tema de su malogrado disco “St. Anger”, hubo una parte de los espectadores que estaba en desacuerdo, pero ellos se arrancaron con “Dirty Window”. Fue un show para disfrutar, como era de esperar. La ocasión lo merecía, con algunas partes escénicas llamativas, esos cubos que hacían de pantalla, por ejemplo, y luego la posibilidad de tenerlos en el centro de la pasarela central durante un buen rato, para regocijo de sus más fieles, que los tenían a un paso de la eternidad. Se marcharían momentáneamente con “Fade To Black” y “Seek & Destroy”, para en el bis, dar lo superior de lo mejor, con “Damage, Inc.”, “One” y “Master Of Puppets”, lanzando algunos cohetes artificiales al término que la banda observó con admiración, y aparentemente con perplejidad, al ver esa cantidad de miles de personas frente al grupo sin moverse pensando por qué no habían tocado antes allí.
Texto y fotos: Raúl “Mister Virus” García / Oscar Torres