Crónica - ROBERT PLANT - Meersburg, Alemania - 2/8/16
Puede que me deje llevar y todo lo que vaya a escribir sea una nota como el de un quinceañero a su amiga de clase. Puede que me deje llevar y a partir de ahora sólo escriba frases de amor. Simplemente vamos a hablar de la mejor voz de la historia del rock con permiso de Freddy Mercuy.
Él es y sigue siendo un maestro. Ni las gotas de agua entorpecieron lo que se iba a venir la tarde-noche del pasado día 2. Directos y sin más presentaciones, Plant y su banda empiezan a desgranar el directo con “Poor Howard” y “Turn it up” dejando varias veces el micrófono al público para sentirse partícipe de lo que va a llegar. Con este inicio hace referencia a su último álbum ‘Lullaby and… the Ceaseiess roar’ de 2014.
Antes de empezar a dejar el goteo de clásicos de Led Zeppelin, Plant sacó su lado cómico dando las gracias “a Europa por poder estar de vuelta”. Brexit a un lado, primera canción de aquél ‘II’. “Was is and what should never be” sonó reinventada y es que es de admirar que, sabiendo que no está para cantar como hace 40 años, es mejor darle otra vuelta a sus clásicos y que no suene a desesperación por vivir del pasado.
Volvió a su último disco de estudio en solitario con una bella “Rainbow”. Al acabar la canción vino uno de los momentos más significativos de la noche. Escuchar “Black dog” a la voz de su cantante a escasos cuarenta metros, añadido a la pasión del que escribe por dicha canción, imagínense la emoción casi epiléptica que puede llevar a sufrir un servidor. Perfecta ejecución aunque fría en emoción respecto a la banda ya hasta media hora del inicio del espectáculo no consiguieron entrar en calor.
Estaba claro el objetivo de todos los que fuimos a ver el show: ver el máximo de canciones de Zeppelin pero no hay que olvidar su obra en solitario. En este punto, Robert Plant y su banda se desviaron por la primera premisa y fue casi un 70% de repertorio de su banda más ilustre.
Para recordarnos el tiempo del día, vino en forma de frescura “The rain song”. Obra maestra en la que durante los casi ocho minutos sólo te venía a la mente el dúo con Jimmy Page a la acústica. La banda, denominada The sensational space shifters no son gente cualquiera está claro. Maestros que hacen hasta los mínimos detalles como si de un solo de tratase. Liam Tyson y Justin Adams a las guitarras tuvieron ese carácter de demostrar que aunque el público vino a ver Plant, ellos son parte igualmente importante.
Prosiguieron con “No place to go” intercalada con “Dazed and confused”. Aquí hay que aclarar varios detalles. No vamos a descubrir el talento de Jimmy Page a estas alturas evidentemente. Eso sí, en esta parte del repetorio es palpable que “Dazed and confused” necesita de Page y de Bonham a la batería con todos los respetos a la banda. Veníamos del ambiente fiestero de “No place to go” y de repente suena esa intro al bajo que interpretó Billy Fuller e instantáneamente todos teníamos las orejas tiesas pensando que este momento era clave. No estamos hablando de cualquier canción de Led Zeppelin. Justo cuando empiezas a cogerle el punto a la canción, vuelven al ambiente de juerga de la anterior y desconcierta a todo el público. Personalmente, me quedé con las ganas de ver la película entera pero por lo visto, hay canciones que no pueden ser tocadas en su totalidad sin sus creadores. Punto fallido del concierto.
Pasamos esta vez sí, a un acierto total. “Babe, i’m gonna leave you” respire clase en toda su duración. Archiconocida en cualquier rincón de sus acordes y notas, poco que te pudiese impresionar pero mucho que sentir. Piel de gallina y casi nadie del público cantándola. Dicen que si no vas a decir nada más bello que el silencio es mejor callarse, aquí todos lo supimos a la perfección. Silencio que el artista actúa.
Acto seguido vinieron dos piezas sin mucho más allá que disfrutar del momento. La tradicional “Little Maggie” con aspecto más hindú de lo normal aunque aburrida en directo en comparación que en la versión grabada en estudio. Con “Fix’in to die” fuimos tomando más ganas de mover la cabeza y el cuerpo. Vino como preludio a los platos fuertes que faltaban por caer en forma de chaparrones musicales.
A la pregunta de: "¿Alguien necesita un poco de amor?" le siguió la introducción de “You can´t judge a book by it´s cover” con la letra al final de la canción zeppeliana. Inconfundible pieza maestra. Para mí, el mejor momento de la noche. Aquí el público se volcó y en ésta sí, se respiró rebeldía como cuando escuchas la canción en casa o en el coche y no hay quien te pare. El sonido en todo momento fue impecable y aquí el bajo fue delicia pura.
Oliendo el final, en “Rock'n'Roll” hizo alarde de que mantiene el tipo y que no hay dificultades en su capacidad vocal para interpretar lo que quiera y más. Cuando ya dimos por terminado el concierto después de que las 3.000 personas estuviésemos rendidos a los pies de la banda al completo, Robert Plant volvió a asomar la cabellera de león y sacó de la manga el as maestro. La inesperada “Going to California" entrada con un acústico momento de Tyson a la guitarra. Esta vez sí, el concierto sonó a fin y con la sonrisa a casa.
Setlist:
Poor howard
Turn it up
What is and what should never be
Rainbow
Black dog
The rain song
No place to go
Dazed and confused
Babe, I'm gonna leave you
Little Maggie
Fixin' to die
You can't judge a book by it's cover
Whole lotta love
Rock and roll
Going to California
*Fotos de Daniel Drescher de Schwaebische.de