CRÓNICA: DEATH ANGEL (Sala CARACOL, Madrid - 9.07.15)
DEATH ANGEL. Sala CARACOL (Madrid) 9/07/15
Pocos días antes de que se publique a través de Nuclear Blast la película documental de estos thrashers de la Bay Area de San Francisco, bajo el título “A Thrashumentary”, Death Angel regresaba a Madrid para dar la oportunidad a quien aún no tuviera ocasión de conocerlos, de revivir parte de la esencia que dejaron como poso para la historia, junto a nombres memorables de aquella escena emergente en los ochenta, recordando a todas luces, tras ver su actuación, las similitudes musicales que siempre han tenido con sus coetáneos Testament.
Después de habérseles dado por desaparecidos durante mucho tiempo, sería en el año 2008 durante el festival Kobetasonik, cuando asistimos a esa primera vez que pasaban por nuestro país. Reconozco que entonces la emoción se apoderó de mí, porque igual que ellos eran menores de edad en sus comienzos e irrumpían en la escena viva del thrash metal con su primer trabajo “The Ultra Violence”, yo también sentía alcanzar nuevas experiencias sonoras a corta edad. El pasado año volví a verlos durante el festival Hellfest en Clisson y sentí lo bien que seguían llevando esa resistencia, la de una banda que se negaba a evolucionar, sabiendo mantener sus activos al máximo.
Y ahora, de nuevo ante mis ojos, siguen enfocando su shows de forma vitalicia para todos aquellos que también se niegan a sentirlos de otra manera. No provocaron en esta ocasión en mí el mismo entusiasmo que antes, porque no había mucho más que demostrar, pendientes de meterse en octubre en estudio para empezar a crear un próximo disco, y con un álbum en directo, “The Bay Calls For Blood”, que acompañará al DVD de inminente edición al que hacíamos referencia sobre estas líneas. En Caracol recapitularon su historia, posiblemente siguiendo el patrón de ese trabajo anexo, en dónde retomaban temas de su última referencia hasta la fecha, “The Dream Calls for Blood”, de 2013, con unos iniciales “Left For Dead” y “Son Of The Morning”, y posteriormente los intercalados “Fallen”, “Succubus”, “Execution – Don´t Save Me” y “Caster Of Same”. Agradecí que siguieran prestando relevancia a su material más reciente, y que no olvidaran piezas clave en sus orígenes como el recuerdo de la instrumental “The Ultra Violence” enlazado a “Thrown To The Wolves” hacia el final del concierto.
Todo buenas intenciones, especialmente señalados con la mirada los miembros fundadores Mark Osegueda, que sigue teniendo ese empuje e incluso impulso para dar saltos, con algunos gritos que sin llegar a ser extenuantes, llevan un buen dealer para alargar más su empuje vocal. Y el guitarrista Rob Cabestany, autoritario para hacer discurrir poderosos solos de guitarra a través de su mástil, autorizando réplicas por parte de Ted Aguilar. La batería de Will Carrot, base principal para estilizar de raíz la contundencia de este sonido, la aprecié como demasiado a piñón fijo. Posiblemente siempre han sonado así, y es lo que la mayoría espera de ellos, que no cambien estructuras si existen acérrimos fans, como era el caso, que siguen sintiendo la liberación de sus orígenes escuchando el galopar de su sonido.
Texto y fotos: Raúl “Mister Virus” García