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Crónica: HELLFEST 2018, Clisson. Día 2 (23/06/18)

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DÍA 2, SABADO 23 JUNIO

Los romanos BLACK RAINBOWS son quienes despiertan nuestra apetencia por madrugar en la mañana presente. Serán nuestro café mañanero, ya que nos lo tomamos como si fueran una capsula intensa de sonido setentero. El estilo llevado a cabo por el trío italiano, a quienes descubrimos en vivo por primera vez en 2013 cuando tocaron en la sala Barracudas de Madrid, oscila entre la psicodelia y stoner enraizados en un tinte sonoro particular, y que vienen fraguando ya desde largo. Muy bien, y además con suministro de temas nuevos, los de su recién estrenado “Pandemonium”.

Producto de la tierra con el metalcore de los franceses BREED MACHINE, abriendo con una pequeña intro que mantiene la tensión, ante de que se monte el desmadre. De primeras un grupo curioso, pero a medida que fueron mostrando el recorrido del show, me pareció todo muy previsible, porque me recordaba demasiado a Limp Bizkit, Deftones y Korn, incluso por el chándal de la marca Adidas que llevaba su cantante. La verdad que fueron tan intensos como se los permitió el tiempo, y a pesar de la hora, y la luz del día, el público fiel que los sigue se lo pasó de lo lindo.

A MONOLORD, cada vez que los veo me cuesta más ponerle un calificativo distinto, porque siempre están sobre esa cuerda haciendo malabarismos, entre sus muros sónicos inolvidables y sus gesticulaciones escénicas. En ocasiones te parecen calcos del buen rollo que ya les conoces, así que lo normal sería irse corriendo a otro escenario a ver que te ofrece otra banda, lo que pasa que tienen esa pizca de adicción que te retiene. Hace un par de años ya se estrenaron en Hellfest, y la verdad es, que desde entonces están siendo lideres en buenas opiniones en los festivales donde actúan o tras acompañar a bandas que cierran su propia gira. A estos suecos su doom tocado de esa manera tan salvaje les sigue haciendo cosechar las mejores opiniones, y es que saber poner los decorados adecuados a sus propias películas.

Los londinenses SAVAGE MESSIAH en disco siempre me parecieron una banda de heavy metal muy clásico, lo que ellos quieren hacer por otro lado, sin más, así que tras la década que llevan martilleando con ganas lugares y equipos reproductores al gusto, pues había que comprobar las sensaciones que producían en vivo. Y la evidencia es la que los tenía allí, y la que les ha hecho en el pasado ganarse el reconocimiento de la prensa especializada en el metal. Fueron entretenidos, sonara como una exhalación, y aprovecharon para adelantar algunos temas de su último trabajo, que lleva por título “Hands Of Fate”, dejando sonar la mitad del repertorio en su honor, con el homónimo corte, y dos más, “Eat Your Heart Out” y “Blood Red Road”.

ESKIMO CALLBOY me impactaron más en disco en directo, pues esperaba que supieran reflejar más fielmente la producción de sus música, una fusión de hardcore y sonidos electrónicos cantados a dos voces, con una alta dosis de saltos y meneos. Cada vez que los he puesto en el programa, literalmente me he fijado en los temas más saltones y partes más endurecidas, aquellas que tenían cierta producción con sonoridad férrea, como bloques golpeando, pero vaya, esto no fue lo que aquí encontramos. Aún así había intensidad, pero creo que el shuffle se fue bajando a medida que no aportaba más cuerpo a la masa.

Las chicas de L7, o mejor empleado, aquellas chicas que hoy ya son señoras, siguen queriendo mantener el espíritu juvenil por el que despuntaron a mediados de los ochenta fruto de la rebeldía y la expansión que se generaba entre los cauces del grunge y el rock alternativo. A las angelinas las cosas no les van mal en los tiempos presentes, o mejor dicho, a Donita Sparks y Suzi Gardner liderando el cotarro. Ambas, cantantes y guitarristas, se repartían la faena de voces en las canciones con Jennifer Finch, resaltando la ausencia de Demetra Plakas tras la batería. Llamativos fueron los mosqueos que mantenían entre ellas cuando una no se escuchaba bien y quería parar hasta que se solucionara su problema, intercambiando miradas, del tipo, “oye, no tenemos toda la mañana para ir a la peluquería” y arrancando cada una para que cuando pudiera se incorporara la otra solucionado sus problemas. Pero claro, es que la actitud punk que las caracterizó entonces… ¿por qué no se iba a seguir manteniendo ahora? Cuando decidieron volver a juntarse, tan sólo un año después ya estaban tocando por primera vez en Hellfest, entonces creo que con más expectación que en esta ocasión, pero también he de decir, que esta vez me gustaron más que entonces.

ORANSSI PAZUZU siguen pareciéndome uno de los fenómenos más interesantes dentro del black metal evolutivo, así que la ocasión no había que desperdiciarla una vez más. La sorpresa fue que sus endurecidos y retorcidos sonidos abrazados a la psicodelia eran parte de un espectáculo distinto, deslucido por la falta de oscuridad, pero en términos de elegancia y entrega obtuvimos lo que esperábamos con la interpretación de cinco de sus extensas composiciones, abriendo “Uraanisula” y cerrando “Vasemman Käden Hierarkia”. Me explico, la banda hace vibrar sus cuerpos y su música con los contraste de algunos focos que proyectan sus sombras mientras la atmósfera que les rodea es oscuridad. Y aquí había más luz que al amanecer en la cumbre del Himalaya. Los descalzos pies de sus componentes deslumbraban al pisar pedaleras y esa magia escénica estaba como evaporada. Era de día pero en la carpa, así que quiero pensar que o les daba igual salir así, o la organización les dijo que esa era la condición.

H09909 se basan en la fusión de un montón de conceptos sonoros, a veces delirantes. Había mucha expectación para ver a ese trío de New Yersey, y su inusual forma de atajar esa fusión de metal, punk, hardcore y hip hop. Malabarismos escénicos, con megáfono y muchas partes sampleadas, mientras las voces sonaban densas y agresivas. Lo del toque demoniaco ciertos toques demoniaco se palpaba en el ambiente, pero ya de primeras en su nombre, ya que si le das la vuelta aparece el número de la bestia, aunque ellos en vivo son, como se lee su nombre HORROR, pero un horror muy ingenioso, no sé si novedoso, pero llamativo lo es de veras. Tuve ocasión de descubrirlos de casualidad, durante la gira del pasado año que haría Papa Roach, cuando los encajaron ahí como sustitutos de última hora de Frank Carter & The Rattlesnakes, y aunque musicalmente no tenían nada que ver, allí ya consiguieron abrirme otras dichosas puertas hacia nuevas expectativas.

Si en tan sólo cuatro años los Korn ya habían tocado en el festival por tres veces, la última en 2016, igual ya era excesivo que repitieran por algún motivo justificado, así que lo mejor era para esta ocasión contar con los servicios de JONATHAN DAVIS en solitario, presentando las canciones de su recién estrenado disco “Black Labyrinth”, que poco a poco fue componiendo mientras giraba con Korn. Sus nuevos temas, nos mostraron su otra cara, sus otros brillos, sus interpretaciones más pausadas, con samplers, violín y violonchelo, aunque metidos en faena, siguiéramos viendo a quien queríamos ver, al tipo que canta canciones, de Korn, y que aquí no sonaron. Aunque si tuvimos el repaso de las bandas sonoras de las películas Queen Of The Dammed con el tema “Forsaken” o American Satan, con el tema “What It is”, siendo éste el primer single de su nueva obra.

MEMORIAN me sorprendieron más las primeras veces que los vi con su primer disco publicado. Suponía como el nuevo mundo a descubrir por parte de los músicos de Bolt Thrower y Cerebral Fix. Este nuevo ciclo, musicalmente más reposado, ya cuenta con dos discos publicados, y sigue siendo interesante, ya que ahora en directo se dedican a tocar sus nuevos temas, dejando de lado incluir versiones de sus antiguas bandas, al menos en esta ocasión. El concierto tuvo el ritmo y dinamismo esperado, incluso por los gestos y ese aspecto que tiene su cantante Karl Willetts, recordándome (sólo en las formas e imagen) a Biff Byford de Saxon. Abrieron y cerraron, con los temas “War Rages On” y “Flatline”, dejando para la parte intermedia del show “Resistance”, los tres temas de su debut “For The Fallen”, siendo los cinco temas restantes de su último “The Silent Vigil”.

DEFTONES no despreció ni un solo minuto de su tiempo, y se encargaron de descargar toda la adrenalina que, es curioso, hacia verles como si tuvieran que conquistar al público. Esa intensidad que repartió y compartió con el público Chino Moreno es la típica que se le conocía antaño, y por lo tanto, sobra decir que su entrega física fue evidente, también la vocal, con sus gruñidos y cambios de tono. ¿Recordáis el tema “Headup” incluido en el disco “Around The Fur”? pues bueno, esa salvajada fue la que eligieron para abrir, pero sin la colaboración de Max Calavera. El caso es que más adelante, pasada la franja media del show, sí apareció Sen Dog para ayudarle en las voces y darle un terminado más pintón al tema “Engine Nº9” al cambiar los coros por un tema propio de Cypress Hill. Le faltó a Chino lanzarse al público en plan cross surfing, pero a punto estuvo de ser arrastrado hacia la masa cuando tan al borde de las vallas se quedaba para compartir micrófono y jaleos con el público. Un buen set de saltos, así como un selecto set de temas, entre los que se encontraban además de los mencionados, el propio “Around The Fur”, “Elite”, “Diamond Eyes”, “Teething” o “7 Words. Por favor, que no tarden otros ocho años en regresar por Hellfest.

El comienzo de LIMP BIZKIT misteriosamente se retrasaba, y creo que justificadamente porque tras sonar la intro del tema “Purple Rain” de Prince salieron tocando parte del tema “Cowboys From Hell” de Pantera. Intuyo que se lo estaban preparando minutos antes de salir, puesto que en las pantallas del recinto nos enterábamos del fallecimiento de Vinnie Paul. La gente estaba medio shock y ellos tuvieron el detalle de dedicarle su comienzo. Luego enlazarían con “Rollin (Air Raid Vehicle)”. Empezó sonando mal, y su desarrollo fue muuuuuy ralantizado, sonando temas fragmentados. A mí me desencantó, más si cabe que cuando tocó aquí tres años antes. Versiones de Ministry, Metallica, Iron Maiden, Slayer, Nirvana, George Michael, entre otras algunas más extensas en duración y otras en formato de medley. Apareció Vicent Price, el bajista de Body Count, que habían tocado antes, y participó de otra versión más, la de “Killing In The Name” de Rage Against The Machine. La gente se lo pasaba bien sólo con el ritmo, así que en la recta final “My Way” y “Take A Look Around” era la pólvora que faltaba para dinamitar aquello. 

Los legendarios hardcoretas neoyorquinos CRO-MAGS volvían al mejor entorno que podían tener para actuar, el Warzone, e invitaban a irse al mogollón para hacer algún pogo con el repaso de las perlas que fueron haciendo, teniendo como originales en esta alineación a su cantante John Joseph, y al batería Mackie Jaison. Básicos, férreos, alborotadores y eficientes, esta banda de culto de los ochenta, ha sido la referencia de muchas otras bandas de la rama con más suerte comercial, y también motivo de disputa de distintos integrantes tocando los temas del grupo bajo distintas denominaciones. Mucha intensidad que subía de forma escalonada, con un repertorio basado casi en la totalidad, en su primer disco “The Age Of Quarrel”, aunque también tocaron un par de cortes de Bad Brains, gracias al pasado en la banda de Mackie. Entre las piezas que integran este anárquico puzle se encontraba Craig Setari, bajista de Sick Of It All, a quien como es lógico también le vimos dando sus conocidos saltos desbocados.

AVENGED SEVENFOLD, encargados de cerrar el mainstage1, también quisieron rendir tributo a Vinnie Paul, primero haciendo sonar el tema “Walk” en su comienzo, y más tarde dedicándole el tema “Hail To The King”. El concierto por lo tanto ya no empezó normal, aunque luego siguió con su rumbo esperado, temas celebrados, solos de guitarra, muñeco gigante hinchable a lo Eddie de Maiden… hasta que Matthew le dice al público que tiene la voz cascada y que para hacer el tema “Nighmare” necesita que alguien del público suba a sustituirle. Aquello pudo haberse convertido en un circo, pero enseguida un apuesto fan toma las riendas y el cantante le dice que se fije en los telepronter que hay repartidos por el escenario para que se haga el karaoke, pero el joven que se medio sabe el tema se suelta enseguida y patea el escenario como si fuera suyo, y nada mal por cierto. Al final del tema se arrodilla reverenciando al original M. Shadows y este le dice que se levante por favor, y se funden en un abrazo. Imagino que el resto del concierto terminaría con la ayuda del público y los coros de sus compañeros, porque nosotros nos desplazamos hasta el Valley para ver la mitad del show que restaba de los NEUROSIS en pleno horno doom y post metal, dejando de manifiesto, dado el tiempo que les precede en antiguedad por encima de bandas como Oranssi Pazuzu o Amenra, de dónde han sacado éstas y otras tantas sus espectaculares contrastes escénicos de luces y sombras. El show  tuvo que ser en su totalidad impresionante, con esos contrastes de ritmo y velocidad, enfoques y desenfoques imaginarios, y por supuesto, toda la voluntad de Scott Kelly y compañía, destacando como no, la labor de Noah Landis, pintando con samplers y sintetizadores parte de la obra.

Texto/fotos: Raúl García y Oscar Torres.

 

 

Publicado el 16 de noviembre, 2018
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