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Crónica: WACKEN 2023. Jueves 3/08/23

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Los que frecuentamos anualmente al padre europeo de todos los festivales metaleros, WACKEN, sabemos muy bien que el clima es caprichoso, y siempre hay que llevar algo más que un simple hatillo a la hora de partir hacia tierras alemanas. En esta edición el tiempo fue algo más que caprichoso, y las botas de agua para disfrutar de la programación de las bandas eran imprescindibles mientras surfeábamos por el barro. Dadas las persistentes lluvias que tuvieron lugar días anteriores a que tuviera lugar el comienzo del festival, el terreno quedó bastante tocado para poder acoger a la totalidad de metalheads, y sobre todo, a los transportes particulares que cada uno normalmente utiliza para llegar hasta allí. Las zonas de acampada en gran parte también quedaron inutilizadas para miles de personas, y por ese motivo la organización tuvo que tomar la delicada decisión de limitar el acceso al recinto a un buen número de asistentes. Un pesar para todos aquellos que tuvieron que darse la vuelta hacia casa o no iniciar el camino, pero que seguro les hará disfrutar el doble de la próxima edición. Para los que pudimos acceder, podemos definirla como una edición épica, pues no estuvimos exentos de tener problemas logísticos en los desplazamientos, primero para llegar, pues el deseo era de habernos anticipado un día en nuestra llegada, puesto que este año se ampliaba a cuatro jornadas, y una vez dentro, aunque nos desplazamos siempre con la enérgica intención de degustar lo máximo de un extenso programa que congregaba a numerosos grupos repartidos por sus diversos escenarios, el barro no siempre hacía posible moverte al ritmo deseado. Y dicho esto, centrémonos en la música, que en ese aspecto, como siempre, fue algo apasionante, con bandas clásicas, nuevos artistas que descubrir y un buen lote de estilos variados que compaginar. 

JUEVES 3 DE AGOSTO

Los filipinos REDEEMED BY THE BLOOD llegaban con mucho talento y ganas de comerse el mundo con un metarcore progresivo muy pintón, siendo una de las bandas finalistas participante en la Wacken Metal Battle, premio que finalmente se llevarían los japoneses Phantom Excaliver. En cuanto a nuestros representantes españoles, los asturianos Aneuma, quedarían en segunda posición. Volviendo al concierto de los filipinos, cada integrante de la banda absorbía varios elementos musicales en escena, lo que dimensionaba su sonido, muy activo e incendiario con elementos sonoros a poner en valor. Ha pasado  más de una década desde que echaran a rodar, consiguiendo tener su debut en la calle por fin el pasado año, cuyo título es “Reality”. Nos lo hicieron recordar, y los vi con ganas de hacerse conocer en cualquier parte del mundo.

Eso se llama actitud sin fisuras.  Los veteranos canadienses THE REAL MCKENZIES pusieron su parte de alboroto con prodigioso estilo, mezcla de influencias celtas, y de música tradicional escocesa a rebufo del punk más divertido. Son ya años repitiendo la misma fórmula y aunque les tengas echada la fotografía antes de que empiecen a tocar, sabes que pasarás un buen rato. El toque del gaitero es imprescindible en estos casos, pero no menos lo son los coros de cada integrante de la banda. La zona donde estaban ubicados era un emplazamiento de especial celebración, muy adecuado este Wackinger Stage con pogos y brindis de forma tradicional a pesar del firme del terreno. Me gustó la dedicación y seriedad que pusieron durante su tiempo previo de prueba de sonido, perfilando de forma muy seria lo que luego se convertiría en todo lo contrario, divertimento a raudales.

SKYLINE abrió con su himno “This Is W:O:A”, como es lógico, ya que está inspirado y creado para el festival. Los que repiten cada año, ya sabrán que ésta es la banda formada por el organizador Thomas Jensen junto a un puñado de amigos y que luego va incorporando sobre el escenario colaboraciones de otros músicos. Un año más iba a poner el colorido para el público alemán más afín y cómo no, que buena falta hacía mirando aún hacia las nubes. Además de ser compositores de sus propios himnos, hicieron sonar un buen puñado de versiones de temas clásicos entre los que se encontraban Van Halen, ACDC, Led Zeppelin, Linkin Park y Metallica.

VIXEN tal como son hoy siguen siendo fenomenales en vivo, pero nada comparables a cuando las conocimos y disfrutamos con la formación original en sus tiempos iniciales y de despunte. No obstante, desde la incorporación de Lorraine Lewis de Femme Fatal como cantante, sustituyendo a Janet Gardner, posibilita que los temas más antiguos tengan ese valor especial mientras cada una de estas cuatro mujeres a capa y espada defienden con tanto esfuerzo y entrega su legado. También con arrojo envolviéndose en la bandera de Alemania, porque fue otra de las prendas llamativas de su cantante, hasta que empezara a quitarse abalorios de encima, entre ellos las gafas de sol, dejándonos disfrutar de esa notable mirada frontal permanente que no te quitaba ojo. Un aplauso para su batería Roxy Petrucci por saber mantener el legado como única integrante original, en el año que se cumplirá una década de la muerte de la guitarrista Jan Kuehnemund. Hubo tres momentos de versioneo a  destacar, primero “Waiting For The Big One” de Femme Fatal, después la infalible “Cryin´” de Jeff Paris que la banda incluiría en su disco debut, y finalmente una medley variadita de clásicos del hard rock entre los que sonaron Black Sabbath y Whitesnake.

La antítesis sonora a lo mencionado anteriormente llegaría con WHOREDOM RIFE, quienes alzarían parte del estandarte del auténtico black metal noruego abanderado por bandas en las que se han inspirado sus componentes para dar forma a esta historia, entre ellos Carpathian Forest, que actuarían durante esta jornada más tarde. Hace diez años que se pondrían en marcha a través del instrumentista V. Einride y el vocalista K.R., quien lucía toda la imaginería del palo blackmetalero sobre su cuerpo, con esa influencia en su música y sus letras basadas en la emergente escena de los primeros años noventa. Fueron rotundos, enérgicos y respetuosos con la corriente musical pionera que aún mantiene la llama crepitando, que no quemando iglesias, afortunadamente.

Bajó el enorme telón que recordaba los 50 años de URIAH HEEP, los británicos comenzaron su show con “Against The Odds” y así el calentón ya estaba montado, porque su estructura sonora fue un acierto para meternos dentro de la dilatada carrera de estos hardrockeros mastodontes. Siempre hay magia sobre las tablas cuando afrontan cada actuación, pero hubo un momento de especial choque cuando sonaron otros clásicos como “Stealin´” o “Lady In Black” con el incipiente corte de teclados tan característico. Si no fuera por el barro, seguiría intentando pegar botes, pero como estaba tan adentro, cercano a las primeras filas, donde el barro hacia más succión que el artilugio de desatrancar las pilas de casa, así que era una tarea ardua y complicada para mi. Me hizo gracia tener a mi lado al mismo tipo de pelo cardado que había visto con anterioridad en Vixen portando unos botines blancos de lucir en discoteque, pues miré hacia sus pies y ni tan siquiera se le veía ya la corta caña del botín. El final con “Gypsy” y “Easy Livin´” fue el colofón a todo lo acontecido hasta el momento.

Los daneses BAEST ponían de nuevo el contraste musical, revolucionando la situación, aunque el disfrute no dejaba de sucederse. Desde que publicaran su debut en 2018, con el disco “Danse Macabre”, que por cierto aquí recordaron con el tema “Crosswhore”, no han dejado de hacer alegatos a las bandas clásicas de death metal que les han evolucionado, salpicando siempre con algo de brutalidad moderna, acorde a su generación. De ahí, que su último EP “Justitia” estuviera representado esta tarde con los temas “Ecclesia” y “Gargoyles”. Por si no habían hecho suficiente jarana minutos antes, hacia el final del concierto, su cantante Simon Olsen pidió que le sacaran de allí levitando entre el público mientras hacía un live con el teléfono para los parroquianos ausentes, al tiempo que era portado como si fuera en procesión el mismísimo Cristo de la Humildad.

Luego vino la ocasión de disfrutar de los demoledores IMMOLATION y de parte de las canciones de su último trabajo publicado “Acts Of God”.  Los estadounidenses siguen separando el pellejo de los huesos sin ponerlo a cocer previamente. Fueron intercalando temas de su trayectoria con este disco. ¡Qué gran momento! Primero “An Act Of God”, y a continuación “The Age Of No Light”, “Blooded”, “Broken Prey” y de propina para terminar “Let The Darkness In”. En todo momento ese espacio gutural de Ross Dolan iba esquivando los rayos de la luz del sol del atardecer que impactaban contra su cara, al igual que la del resto de la banda en primera línea, como si fueran unos vampiros deseando que llegaran por fin las tinieblas.

Mille Petrozza sabe llevar las riendas de KREATOR con mucha finura, algo que contrasta con todo el atrezzo que lleva en su espectáculo. Y me alegro de ello. Una carrera que años atrás tuvo sus altibajos por explorar en otros estilos sonoros, pero que ya a estas alturas, dudo que musicalmente se salga mucho del guión que le funciona a la perfección. Petrozza sigue siendo el de siempre, el de los últimos lustros, junto a una banda que suena de forma abrumadora. La escenografía es el otro cincuenta por ciento, por lo llamativa y adecuada a sus letras, con cuerpos empalados que no dejan indiferente a nadie. Atacaron fuerte en el comienzo sonando “Hate Über Alles” y después “People Of The Lie”, ganándose al público desde el principio. Fue llamativo el momento en el que sonó “Midnight Sun” con la participación de la artista alemana Sofia Portanef. Algo novedoso lo de incluir una colaboradora femenina en la larga trayectoria de la banda.  Hacia el final  despuntaron un poco más con los temas “Violent Revolution”, “Flag Of Hate” y “Pleasure To Kill”.

CARPATHIAN FOREST después del espectáculo que ofreció en Viveiro durante la última celebración del Resurrection Fest, estaba en el punto de mira por saber si su cantante Nattefrost saldría a escena con el mismo grado de embriaguez. Pero me alegra narrar que eso no ocurrió. Lo vimos más centrado, con sus habituales performance pero sin demasiados desvaríos. Aunque empezar el show rompiendo una cruz invertida en su cabeza para después lanzarla al público siempre te hace pensar que es lo puede ocurrir a continuación. Veteranos y clásicos en su puesta de largo, como contundentes con su black metal anticristiano, hicieron un tema como  “All My Friends Are Dead” de Turbonegro de los que no se pueden despegar, y que hace muy feliz a la gente. El cantante consigue que todo quede bastante cómico en directo a pesar de intentar dar miedo con esos rostros satánicos y muñequeras de pinchos imposibles, cons ademanes de Nattefrost haciendo la cruz invertida cada vez que ponía uno de sus brazos sobre el otro estirado hacia arriba. El espíritu de sus principios sigue estando ahí, aunque ya no son los tiempos de antes.  Las divertidas gansadas en directo permanecerán junto a su impactante música porque todo va incluido en el mismo pack, y espero que por muchos años más.

 

Texto y fotos: Raúl “Mister Virus” García / Julián Brihuega

Publicado el 1 de septiembre, 2023
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