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Crónica: HELLFEST 2023. Clisson. Día 1 (15/06/23)

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DÍA 1, JUEVES 15 JUNIO

El punto de arranque de la jornada lo pondríamos con TSAR en el escenario Hellstage, llegados desde muy cerca a Clisson, porque la banda que preside el vocalista Baron acompañado de sus cuatro secuaces proceden de Nantes, lugar de referencia para la mayoría de los viajeros que se acercan hasta las entrañas del festival, al tener fijada su hoja de ruta necesariamente pasando por su aeropuerto o su lugar de descanso en algún punto cercano a la ciudad. Este pequeño escenario era el lugar de recepción de todo visitante que caminara hacia las entrañas del recinto una vez acreditado. Así que la bienvenida en esta plaza de paso y también lugar de encuentro fue interesante, por sus poses, la musicalidad metal de armonías cambiantes y la teatralización de su espectáculo. Aquí ya nos empezábamos a hacer a la idea de la solera que estaba esperándonos, puesto que eran las cuatro de la tarde y pegando el sol de frente. Buen concierto el de los franceses, con un lugar copado lleno de seguidores con sus múltiples refrigerios en mano, camino del gaznate.

CODE ORANGE desde Pensilvania ponían a prueba a los más madrugadores en la zona de los escenarios Mainstage donde se estaba cociendo algo más que buena música. La intensidad de esta banda que mezclaba hardcore con post metal y pautas electrónicas atmosféricas hacían que nos les perdieras ojo, y más teniendo en cuenta que los globos oculares aún estaban frescos para observar y retener las emociones que ellos mismos generaban con sus paseos incansables sobre las tablas. Algo contagioso bajo de ellos, provocando que el público se acelerara a medida que su música así procedía. Los cambios de ritmo constantes buscando otras orientaciones sonoras, hicieron de ésta apuesta escénica un buen concierto compactado, quedándote la satisfacción adelantada de que la jornada inaugural prometía ser seria, divertida y muy eficiente.

Los neoyorkinos COHEED AND CAMBRIA centraron parte de su corta presentación en los temas de su décimo y último trabajo “Vaxis - Act II: A Window of the Waking Mind”, por ahí llegaron los cortes “Shoulders” y “No World Tomorrow”. Con temas tan ambiguos en su trayectoria como progresivos son, fueron dando una estructura entretenida para que todos los que allí estábamos presentes quedáramos contentos. A unos contentaron más que a otros, pero sin duda el final con el clásico “Welcome Home” puso a todos en el mismo punto de mira. Claudio Sánchez a la guitarra y voces,  Travis Stever a la guitarra, Zach Cooper al bajo y Josh Eppard tras la batería supieron mantener el equilibrio ante propios y extraños, es decir, los fanáticos de toda la vida que canturreaban cada tema y aquellos que pasaban por allí para disfrutar de una banda aún por conocer bien a fondo en vivo.

La coincidencia en horarios de dos bandas que nos queríamos dejar de perdernos programadas en distintos escenarios hizo que en un principio la balanza se inclinara por ver a TODAY IS THE DAY en el nuevo recinto que se le había asignado este año al escenario Valley, y en los primeros minutos de actuación todo sonó poderoso con esa suculenta agresividad que le pone la banda de metal experimental desde hace treinta años con Steve Austin como único integrante original al frente de la voz y las guitarras. Y parte de la atracción era en conocer cómo serían en vivo los temas nuevos grabados en el disco “No Good To Anyone” ya que hacía tiempo que no veía a la banda en vivo. Pero todo se fue al traste en mitad del show y algo hizo que el escenario se quedara sin luz de una forma prolongada.

Así que la opción paralela IMPERIAL TRIUMPHANT fue el siguiente desembarco en el escenario Temple, ya con la performance empezada, siguiendo los patrones habituales para estos tipos que no se cansan de gustar, aunque continuamente te ofrezcan los mismo con ese cierto halo de misterio que esconden sus máscaras donde destaca la siempre enriquecedora fusión extrema que aporta oscuridad y los sonidos tan técnicos como caóticos. Los neoyorquinos sonaron con esa maestría categórica cuidando cada detalle, incluyendo esas técnicas jazzísticas. También pudimos ver a la banda correteando de un lado hacia otro mientras gestaban sus sólos instrumentales. El show fue llamativo, creo que no han dejado de hacerse notar nunca, aunque depende del lugar y la puesta de largo que les corresponde son más incipientes en que su producción tenga más lustre. Resaltaron ciertos interludios que enseguida hacía que el grupo al unísono despuntara con frenéticos bombos y solos de guitarra de manual avanzado.

GENERATION SEX bajaría algo el pistón de lo que esperaba encontrarme. Las expectativas de ver en este nombre hibrido a Billy Idol y Tony James con Steve Jones y Paul Cook, es decir dos miembros de las extintas Generation X y Sex Pistols juntos parecía una apuesta de diversión extrema. Pero no fue así. Ellos posiblemente echaron un buen rato haciendo un show que parecía un ensayo en un local de puesta a punto en donde Billy Idol tenía que ir leyendo las canciones que no eran propias en una chuleta, y podría entendense que no pasa nada si fuera en algún momento puntual. Pero que no tuviera la letra del “God Save The Queen” de Sex Pistols parecía clamar un poco al cielo. Eso unido a que cada dos por tres parecían estar improvisando que es lo que deberían tocar después. En cualquier caso no creo que tengamos muchas más oportunidades de verles de nuevo juntos porque esto durará hasta que se acabe el amor comedido de ambos por este entretenimiento de poco corazón. Abrieron con temas de Generation X como “Ready Steady Go” y “Wild Youth” y “Pretty Vacant”, “Problems” o “Black Leader” darían continuidad en cuanto al cancionero de Sex Pistols. El desenfoque final conjunto a su manera sería el cierre con “My Way”.

HOLLYWOOD VAMPIRES haciendo honor a su nombre nos traía a estos amigos vampiros. La elegancia de Johnny Depp, arropado por el guitarrista Joe Perry y Alice Cooper, quien a su vez este, también cuenta en este tinglado con sus chicos Tommy Henriksen en la otra guitarra y Glen Sobel en la batería, hacen al unisonó una maquinaria de desempolvar clásicos propios y ajenos. Hasta Depp se cantó un par de piezas. Aquí no hay egos, sino mucho rock and roll bien estructurado y seleccionado para lucir continuamente sin el menor atisbo de que se apague la llama. Como era de esperar, muchas versiones que tributaban a la música de estrellas de rock con estatus de vida y muerte reconocida en los años setenta. Así fueron sonando temas de The Jim Carrol Band, The Who, Killing Joke o David Bowie con “Heroes” dejando constancia por las pantallas de una apreciada dedicatoria al pueblo ucraniano. Joe Perry también cantó en sus temas más allegados en Aerosmith, pues también estaban en el repertorio “Walk This Way” y “The Train Kept A- Rollin´”. Y de forma especialmente efusiva sonaron “I´m Eighteen”  y “School´s Out” con Alice Cooper al frente vocal.

De regreso al escenario Valley todo parecía estar ya solucionado, en cuanto a los problemas con el sonido se refiere, porque más adelante veríamos como la capacidad del recinto no terminaba de encajar bien a tanta gente con actuaciones posteriores. Loss franceses CELESTE arrancaron son ese ímpetu que caracteriza su post metal de minería. Los focos que normalmente se les ve puestos sobre las frentes alumbrando en la oscuridad, aquí todavía no hacía especialmente relevante su espectáculo, porque era de día. De hecho con el primer tema instrumental no los llevaban colocados esos frontales en su frente. Sería a partir del segundo tema donde se transformarían y empezarían con su prospección ante un público más que ganado, al estar en su tierra, pero coste que tantas veces los vi en otras ocasiones fuera de lla, siempre fueron adorados. Es lo que tiene su música y esa actitud movediza de forma constante sobre el escenario.

KISS ya había pisado el festival en otras ocasiones, la más reciente en el año 2019, ante la que preveíamos que podía ser la última vez que los viéramos en directo, pero todo a punto que esta sí sería la definitiva. Posiblemente si estuviste en aquel concierto o en alguno que tuviera lugar en esa gira por otro punto del planeta, la cosa en cuanto a los temas que tocaron y el espectáculo que llevaban notarías que no cambiaría mucho.  Desde que empezara a sonar como sintonía el “Rock And Roll” de Led Zeppelin la cosa empezaba a arder y aún no estaban en escena. Luego las explosiones no iban a dejar de resonar, al ritmo de “Detroit Rock City”, pero no me refiero únicamente a la pirotecnia, sino a la bomba propia que supone ver a sus componentes a pesar del paso de los años, dando a su público y a los curiosos que los veían aquí por casualidad, tanto espectáculo como siempre lo hacen. Continuarían los clásicos “Shout It Out Loud”, “Deuce”, “Heaven´s Of Fire” y entre medias Gene Simmons gestionando como siempre su performance de fuego.  Luego tiempo de “Heaven´s On Fire”, “Cold Gin”, un solo de guitarra de Tommy Thayer que daría paso “Lick It Up”. Tras esta pila de clásicos Paul Stanley les tocaría la fibra a los franceses haciéndoles himnos propios.  Cada tema fue un derroche de fantasía, con solos de guitarra, de bajo y también de batería tras sonar “Psycho Circus”. Paul Standley coronó de forma indiscutible la fiesta hacia el final con “Love Gun” y “Black Diamond”. Una vez llegados al final y comenzar el bis, Eric Singer cobraría más protagonismo al cantarse “Beth”,  le seguiría “I Was Made For Lovin´You”, y la locura final con “Rock And Roll All Nite”.

Aún quedaba un cartucho más antes de irse a descansar, la de los estadounidenses FISHBONE, que tocaban por primera vez en el festival, concretamente en el Warzone, en donde aparentemente tenían algunos problemas con la prueba de sonido y esto hizo que el espectáculo se retrasara unos minutos. Pero en realidad los músicos nunca se fueron mientras tanto del escenario y pudimos contemplar las corredurías y enfados  del veterano Angelo Moore con el personal de sonido como si fuera parte del show mientras entraba y salía probando su micrófono e instrumentos. Demostró mantenerse en forma y saber llevar bien equilibrada a esta banda de fusión que no dejó de encarar estilos como el rock, ska, funk, punk o metal según se tornaba la ocasión, de forma muy elegante, haciendo uso de todo tipo de instrumentos de viento que provocaban bailes con mucho ritmo sobre el escenario y bajo el mismo. Si con Kiss pensaba que ya estaba visto todo, este show fue la guinda que nos haría viajar a los ochenta con toda la intensidad que se le conocía en su momento, aunque con muchas caras nuevas que han ido acondicionándose a medida que ha pasado el tiempo.

Texto y fotos: Raúl “Mister Virus” García / Oscar Torres

Publicado el 29 de junio, 2023
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